De un tiempo a esta parte todo el mundo me acusa de envidiosa y rastrera. Parece que sólo se puede criticar a las feas (Barbra Streisand es una petarda), porque es mentar a Shakira o a Sara Carbonero, por poner dos ejemplos, y ya se me acusa de caer en la envidia. Y vale que la segunda es monísima y la primera pone en movimiento músculos que la común de los mortales, o sea yo, desconoce poseer; pero eso no es óbice para tener una opinión negativa sobre ellas. A mí Gene Tierney siempre me ha parecido el animal más bello del mundo y nunca la he envidiado (¿qué vería en Oleg Cassini?)...
En menos de 24 horas tengo que confirmar mi asistencia (o mi ausencia) a una boda a la que me han invitado con menos de un mes de antelación (ayer mismamente), de alguien al que hace por lo menos 15 años que no veo (el novio) y que tendrá lugar en las Canarias. Y no es no me apetezca escaparme en veinte días a Las Palmas a meterme un fiestón entre pecho y espalda, pero es mirar el estado de mis finanzas (claramente menguadas durante mis últimas tres recientes semanas de asueto primaveral) y quitárseme la idea de la cabeza. Tampoco falta el clásico chantaje del "yo sólo voy si tú vas", tres personas distintas me lo han hecho; no era consciente yo de mi valía como acompañante a festejos varios. Y luego, obvio, está el qué me pongo, que sólo de pensarlo me levanta dolor de cabeza... Lo más curioso de todo es que alguien, creo que mi madre, o una de mis tías, que viene a ser lo mismo, con intención de animarme, me dijo algo así como "con la cantidad de * solteros que va a haber" (el asterisco se corresponde a la 'profesión' del novio). Frase que en condiciones normales habría bastado para decidir que no, que no iría, pero que en este caso y teniendo en cuenta los tiempos y días en los que más que inmersa ando perdida, no sólo no me molestó sino que hasta se ha convertido en un punto a favor para asistir. ¿Qué me está pasando?
P.D. Kathryn Grayson
Javier Ruibal... porque yo lo valgo.
Me estoy empezando a cansar de mí misma (una vez más) y no me gusta la idea.
Y es que soy muy mía y a la vez muy del cosmos, muy de las tinajas y de los moldes de galleta, de las vainas y los pomos cromados, de la cola y el carril más lento, de embalsamadores y taxidermistas, del rincón del aburrido; soy muy de los desprendidos de la crítica, fiestas provocadas y tijeretazo en casa, del orden cosas y cosas por vicio. Soy muy de todo esto y de aún más cosas. Sólo espero que alguien me reclame... sería muy violento tener que hacerlo yo misma...
Deja tus paranoias o tus deseos, gritos al aire, diarios, confesiones, declaraciones de amor o de guerra, o simplemente tu firma, tu mensaje, tus besos, saludos o consejo, bromas o entusiasmo, reminiscencias o cañones recortados, y ya descubriremos si tenemos algo de lo que hablar...
Ser ese pincel aguado por la lluvia que esboza en cada bocanada una bahía, dos volcanes y diez maneras de decir lo que deseas. Una bandada de gaviotas. La ginebra. Las noches sin futuro. Una colección de lunas llenas. Las verbenas de barrio. Una tormenta sobre el azul inmenso del océano. Arrastrando la cobija. Tristezas a la carta por alegrías. Billie Holliday rasgando la noche. Una visita imprevista y deslenguada. Los calvos que se quitan el sombrero. Las noches "nuremberianas" al calor del Eulenspiegel repletas de ron, humo y conversaciones. Aquella voz, aquel acento."Mis" poetas: Á. González, Huidobro o Cernuda. La lluvia que parió charcos y barro. Viajar en tranvía. Volar cometas. Un par de botas sucias. El canto del urogallo. Alain Delon en "Rocco y sus hermanos". Caminar sobre hojas secas. Las tímidas que salen respondonas. Aviones que despegan. Las rosas amarillas, los lirios, las violetas. Las raras excepciones. ARJONA (con mayúsculas). Medianoche en una estación de tren. La honestidad brutal de Calamaro. Una tormenta sobre el azul inmenso del océano. Aquella buhardilla en la Peissenbergstr. Silvana Mangano en "Arroz amargo". Pisar charcos. El 14 (y la lluvia) de abril. Mi chupa de cuero. La Coca-Cola (nadie es perfecto). Besos con risas. Silvio y Ojalá como coartada. Lengua con besos. El castellano de Umbral. Esencia de playa y sal de un lugar donde habitaban las gaviotas. Pisar charcos. Un vestido y un amor. Salitre 48. EL hombre del piano. Luka, el niño del 2º piso. Compay y Celia, el son y la salsa de luto. La primera mirada por la ventana al despertarse. Las noches que sonríen en forma de luna. Estoy Bartok de todo. El olor a tiempo desgastado. Simon & Garfunkel. Waits & Cohen. Los trenes que viajan hacia el este. Rosas a Rosalía. En Lisboa, sobre lo mar. El cambio de estaciones. Dylan y su hijo Jakob. Un amanecer en la playa del Silencio. El piano ha estado bebiendo. Puentes que se cruzan en ambos sentidos. El Urriellu. Una Delirium Tremens. Las carreteras secundarias. Un otoño de párpados caídos. Los domingos al sol en el Englischer Garten. Camarón sin camisa. Frambuesas en la tarta. Las sesiones de madrugada. Las montañas mágicas de esta tierra que plantó mi corazón recibiendo el regalo de la lluvia. Chavela por Jose Alfredo. Los labios que aprovechan los rincones más olvidados, más olvidables. Veloso y su fina estampa. El miedo, el futuro incierto, el camino, la búsqueda. Je vous ai apporté des bonbons parce que les fleurs c'est périssable. Los que pudieron ser y no han querido... Dream, baby dream.