miércoles, noviembre 21, 2007

Cuando fuimos los mejores



"... y comprendió que el asombro, al fin y al cabo, es una categoría de lo cotidiano, y que sólo hay un dios, el azar, y que sólo existe una religión, la casualidad, y que cualquier otra interpretación de la vida y de sus accidentes no sólo está abocada al fracaso, sino que condena a la más absoluta ceguera."

La ofensa de Ricardo Menéndez Salmón

Para S., que sabe de qué le hablo... con sorpresa (de Julián) incluida entre el humo y el ruido del Blackberry por su oportuno "somos amigos de Olvido". Por mi parte sigo festejando... él ya ha alcanzado la otra orilla y yo he encontrado la salida.


Nos vemos en la próxima huida.

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