Si tú me dices ven, ¿lo dejo todo?
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Alguien murmura que estás de vacaciones. No parece importarle, debería de saberlo, lo sabe, supongo. Otro alguien comenta que no serías tan estúpido como para llevarte contigo el teléfono o contestar en todo caso viendo este número. Pero sí, eres tan estúpido como para no sobrevivir sin tu celular y en la identificación de llamada con el sistema Ibercom tan sólo aparece un "privado".
Sé que estás en Capri o Nápoles, con la familia, disfrutando de lo que iban a ser "mis vacaciones" en Italia antes del cambio de planes, de los míos. Te apropiaste de la idea, de la mía y ahora estarás al sol de Sorrento con tus hijos y supongo tu mujer.
Llamo. Aparece tu voz al otro lado con un mal fingido incomodo y una peor llevada sorpresa. Te paso con el jefe y al cabo de unos pocos minutos me viene de vuelta tu voz a través del auricular como si no te importase un carajo mi estado, mi salud o mis opiniones.
Afortunadamente hace tiempo que dejó de llover...