martes, mayo 24, 2011

Matando moscas a cañonazos



Supongo que enfadarse con alguien y que esta persona no sepa que estás enfadada con ella porque tú no se lo has dicho no sirve de nada, ¿no?




P.D. Vivien Leigh

viernes, mayo 20, 2011

Todo depende del color del cristal con el que se mira... supongo.


Estaba leyendo "Libertad digital", tenía curiosidad por conocer su punto de vista sobre "los indignados". Tuve que cerrar de golpe la página, me asusté muchísimo cuando comencé a asentir, a darme cuenta que compartía algunas de las opiniones allí expuestas... que no todas, aclaro.

Después leyendo a Carmen Posadas en "El confidencial" me reconcilié conmigo misma. Siempre me había parecido una señora estupenda y ahora más, si cabe.



P.S. El que no se consuela es porque no quiere.

martes, mayo 17, 2011

Perdona si te llamo amor



Antes sólo había bragas de dos colores, dice a modo de resumen él, que tiene nombre, en realidad apellido, pero es por el que siempre responde, de ciudad del sur de España. Que todo era más fácil, más simple. Los papeles estaban repartidos. La mujer representaba siempre el "no", el hombre siempre la "disponibilidad". El blanco y el negro, Los papeles repartidos. Arriba las mujeres, pa`que se cansen ellas.

Pero Eme asegura que no sabría manejarse en esos tiempos, en los que según ella el verbo "conformar" se conjugaba en presente de subjuntivo y futuro de indicativo. Aunque tampoco sepa manejarse en estos, aunque haya cumplido los treinta y tantos y encadene una larga lista de ligues, amantes, novios y hasta parejas formales de convivencia indefinida y un anillo de compromiso que nunca devolvió. De hechó llegó a pedir cita previa en Covadonga Plaza, gurú de todas las novias que en Asturias son y han sido; pese a mi insistencia por Helena Mareque.

Ahora ha conocido de nuevo a alguien. El domingo, de casualidad, como quien no quiere la cosa. Mientras yo me vestía de rojo y me subía a los zapatos más altos que he lucido nunca (la dependienta de esos grandes almacenes a los que la estación del año de turno siempre llega antes me preguntaba cómo era posible caminar con semejantes andamios) y dos personas distintas, a las que no conozco, de distinto sexo y diferente edad, en diferente ubicación, parece ser, opinaban que estaba guapísima. Yo, que no Eme, que siempre está guapísima, porque entre otras cosas lo es. Yo sólo a ratos lo parezco.

Pues Eme ha conocido a un nuevo chico. Un divorciado sin hijos, de cuarenta y pocos, parece que aparente, divertido, educado, con posibles y un largo etcétera que detalla emocionada al teléfono. Y es estupendo, claro. Porque el flechazo ha sido mutuo, la química bidireccional, las ganas de volver a verse mutuas... aparentemente. Pero, siempre hay un pero, él no ha vuelto a dar señales de vida desde el domingo a eso de las seis cuando se despidieron delante del taxista que la llevaría a casa y tras pasados apenas diez minutos ella le envió un SMS para decirle lo bien que se lo había pasado, las ganas de repetir, de volver a verle y todo eso que parece ronda por la cabeza después de una cita dizque perfecta, o casi. Me lee la respuesta un tanto lacónica de él, que viene a ser algo así como "yo también", y a ella, claro, como buena mujer insegura sin motivos para inseguridades le entra la duda y saca el calendario y cronometra los tiempos y se come las ganas de llamarle para hablar con él, o de enviarle de nuevo un mensaje para comunicarse y ni mucho menos escribirle un largo email para contarle como se habían cumplido sus expectativas. Porque tal vez es demasiado pronto, no vaya a agobiarse, no vaya a proponerle algo así como volver a verse el próximo fin de semana y vaya a pensar que está sola y desesperada y sin ningún otro plan más que quedar con él. No, mejor esperar al jueves para proponerlo, como quien no quiere la cosa. No, mejor esperar a que sea él quien la busque, no vaya a dar la impresión errónea, no vaya a pensarse que ya ha caído rendidamente enamorada a sus pies. Mejor que demostrar el interés que siente es fingir el desinterés que no siente... Y yo pienso que debí perderme el día de clase en el que las monjas explicaron el manual de comportamiento para las cenicientas modernas, tal vez estaba en la cama con escarlatina leyendo "Mujercitas", tal vez mi vida sentimental siempre haya sido un desastre por decir siempre lo que pienso-siento-quiero a las primeras de cambio. Tal vez porque siempre he pensado que si alguien se para a tu lado es exactamente porque quiere, y si alguien se queda a tu lado es exactamente porque lo quiere aún más, por mucho que tú taches con cruces en rojo los días en el calendario.

La política no es aburrida. Los políticos son los aburridos.Y lo que puede pasar el domingo 22 aquí, en esta Asturias nuestra, va a ser aún más divertido.


No voy a hablar de mis inclinaciones políticas, que tenerlas, las tengo; entre otras cosas porque no interesan a nadie y en todo caso es complicado que se ajusten a unas siglas en concreto. Creo que nunca he votado a un mismo partido en dos legislaturas seguidas, y generalmente mi voto autonómico, estatal y local nunca coincide, pasando de un extremo a otro, siempre fiel a mi cita con las urnas, aunque mi voto vaya a ir en blanco.

Se supone que Asturias tradicionalmente es un feudo socialista, aunque las apariencias a veces engañan y por ejemplo en Oviedo tenemos un alcalde popular que encadena legislaturas y mayorías absolutas, el insigne Don GaVino. Más por (de)méritos de una ¿oposición? ineficaz que por los suyos propios. Y en todo caso si se analizan los resultados electorales de las últimas elecciones, la diferencia entre los dos grandes partidos fue, si no recuerdo mal, de uno o dos diputados. Y sin tener en cuenta al voto emigrante, que en una región como esta supone unos cuantos miles de votos y tiene su incidencia (generalmente escorado a la izquierda), tal vez aún estarían más igualados. Porque esa es otra historia que por mucho que lo intente sigo sin entender del todo. ¿Por qué tiene que votar a la presidencia de una comunidad autónoma alguien que en el mejor de los casos es hijo de o nieto de y jamás ha pisado Asturias y cuya única vinculación es formar parte de la banda de gaitas del Centro Asturiano de Buenos Aires, Valparaíso o Salinas?

Entiendo que la tentación de quedarse en casa o dedicar la tarde o la mañana de un soleado domingo de mayo a cualquier otra actividad que eluda el acercarse a su colegio electoral es más que tentador con la que esté cayendo. Y no, no es mi intención adoctrinar a nadie no ya con el sentido del voto, pero no olvidemos que la grandeza de la democracia (a pesar de sus muchas miserias) es precisamente ésa, que nosotros elegimos a quienes presuntamente nos van a (des)gobernar.

Aunque entre las opciones a elegir esté el imputado Sr. Camps, o la desfachatez de Ana Rosa, Migoya, que no Quintana, no tenga límites; por vez primera la incertidumbre planea sobre la calle Suárez de la Riva (sede de la Presidencia autonómica), y eso señores, no tiene precio... que se lo tengamos que ¿agradecer? a Álvarez Cascos, como que tampoco. 


jueves, mayo 12, 2011

Juro que lo intento, pero a veces la realidad me puede



Últimamente estoy en pleno proceso de rehabilitación social. Es decir, me relaciono más; trato de sonreír, de resultar afable, amable, alegre, agradable... y eso sólo comenzando por la "a". Incluso me he sentido tentada de contar algún chiste, pero la tentación como vino se fue. Afortunadamente mi memoria es de pez y los chistes nunca se quedan en mi cabeza.

He decidido sacar a pasear mis mejores maneras, que educada y respetuosa una siempre ha sido, aunque no siempre me haya sabido manejar en las distancias cortas y mi empatía cero (y descendiendo) siempre me  haya vencido. Bien es cierto que también soy soberbia, pretenciosa e impaciente. Que si me aburro me levanto y me voy sin dar explicaciones, o peor aún, dándolas. Que si considero que no tengo nada que decir me callo. Que si alguien no me gusta no voy a fingir, ni esforzarme, ni buscar su lado bueno... que algunos dicen que todos lo tenemos.

Y sí, el mundo me sigue pareciendo feo, y la inmensa mayoría de las personas ni les cuento. Y no, no es la primavera, ni el buen tiempo (que hoy hace frío y medio llueve), ni siquiera la luz que de un tiempo ilumina a intervalos mi vida. Pero estoy tratando de... bueno, no sé, de demostrar interés en una conversación que no me interesa. De demostrar interés en las preguntas que alguien me hace y cuyas respuestas probablemente no le interesan. En ceder el paso y colocarme dos pasos por detrás aunque mi verdadero interés sea llegar antes y a ser posible en primer lugar. En descubrir cosas que no me interesan con el riesgo de acabar descubriendo que ciertamente pueden llegar a interesarme.

Tal vez se trate simplemente de tratar de ampliar horizontes, porque han dicho de mí que soy muy bien... y la guiri aquella en cambio muy mal. Y tal vez eso quiera decir que progreso adecuadamente, aunque cuando apoyo la cabeza en la almohada resulto estar agotada.

miércoles, mayo 11, 2011

Como llamó Quique a uno de sus discos... de avería y redención



No pasa un día en el que me diga que tengo que sentarme a escribir aquí. Que cosas que contar tengo. Por ejemplo mi discusión de hace unos días en la cola del supermercado, tagliatelle al nero di sepia en mano, con la presunta dueña de un carro abandonado que me acusaba a mí de colarme. A mí, la más educada y respetuosa compradora de supermercados, hipermercados, tiendas de descuento (soy asidua de DIA y Lidl) y mercados, en cien metros a la redonda. Que me puede la condescendencia ajena y que me den la razón como a los tontos.

Podría contar que ayer no me levanté en mitad de la primera canción del concierto de "Chain & The Gang" por respeto a las personas sentadas a mi lado, para no tener que importunarlas. Para que vean si soy respetuosa, aguanté estoicamente la hora de infernal ruido, aplaudí discretamente y hasta me gustó una canción, aunque saliera con los tímpanos destrozados y la sensación de que me habían timado (afortunadamente el concierto era gratuito). Que esa tribu urbana tan extendida, moderna y satisfecha de sí misma que se autodenomina "gafapastas" y yo pertenecemos a galaxias paralelas, ya lo sabía.

Que me ha dejado patidifusa la separación de la Mariló y el Carlos Herrera y que si ustedes, mis queridos lectores, pertenecieran o perteneciesen a ese gran porcentaje de españolitos de barrio que veneran al gran Jorge Javier Vodkas, gurú de la comunicación, contaría lo que me divertí en un ratico perdido la tarde del sábado, en pleno síndrome premenstrual, haciendo zapping compulsivamente con Salvame Deluxe reload y un tal Coyote Dax (el que destrozó, más si cabe, la canción aquella del hortera del padre de la Hannah Montana) repartiendo estopa a la mostrenco Esteban y a la Mila Ginebrez. A una la mandó a una residencia y a la otra le mencionó los cuernos que su marido borderline, presuntamente, le brinda. Que tenemos la televisión que nos merecemos, c*.

Podría igualmente hablarles de ese culebrón literario que me estoy metiendo entre pecho y espalda, "En el país de la nube blanca", y que ya me estoy imaginando en versión cinematográfica con Hugh Jackman en el papel protagonista. Pero va a ser que no. Aunque ni siquiera es falta de tiempo, de ganas o de temas de los que hablar. Que al fin y al cabo nunca he hablado de nada.

Barajé igualmente la posibilidad de despedirme. Aunque siempre dijera que si algún día llegaba a cerrar el blog lo haría sin hacer ruido. Pero me pueden las ganas de asomarme aquí de cuando en cuando, así que mejor sigo haciendo lo que mejor sé, hablar de mí, de mi mismidad y circunstancias. Aunque ahora lo haga menos, o apenas, o casi nada; y ni siquiera cuente sin contar. Pero es lo que tiene la vida, que hay que vivirla, que para llorar siempre hay tiempo y aquí ya hay demasiadas lágrimas acumuladas.

Así que esto sigue en pie, que quien sabe, el día menos pensado habrá que remendar de nuevo este corazón de Frankenstein... y habrá que contarlo, claro. Y ustedes sin falta deberán estar aquí para leerlo.

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