miércoles, enero 27, 2010

No hablar de algo que no sea una frivolidad propia es una norma autoimpuesta que hoy quiero romper. Sé que hay un grupo de apoyo en Facebook, pero yo, qué gran noticia, no estoy en el Facebook, ni intención que tengo y sé que eso me aleja un poco más si cabe, de la sociedad que me rodea. En todo caso, red social de adhesiones al margen, desde este humilde, literalmente, rincón, quiero mostrar mi 'apoyo' a Pepe el Ferreiro, o lo que es lo mismo, a José Naveiras Escanlar, fundador, alma máter, corazón y cabeza y director hasta ayer del museo etnográfico de Grandas de Salime, que supo poner sobre el mapa a uno de los rincones más bellos, más alejados y desconocidos del Occidente asturiano.

No voy a entrar en el fondo de su 'destitución', aunque los motivos esgrimidos por la insigne y nefasta Consejera provoquen más risa que convicción cuando después de más de 20 años se cuestione la supuesta anarquía en el funcionamiento, pero desde luego sí en las formas, humillantes e indignantes y con ese cierto apego al caciquismo que con tanta frecuencia saca a relucir nuestro ilustre gobierno autonómico.

Un espacio común


Acabo de tomar la firme decisión de erradicar de mí la culpa. Sólo por hoy voy a convertirme en víctima, a acusar, culpar y responsabilizar a los demás, ese ente abstracto, de todo lo malo que me pase en el día de hoy. De lo bueno, como es obvio, soy dueña y señora.

Rectifico, no sólo de lo que me pase en el día de hoy, mejor digamos en la última semana o incluso en el último mes, que la lista de 'agravios' ya sería suficientemente larga y merecería el esfuercito. Básicamente porque hasta ahora no me ha pasado nada malo (ni bueno), aunque el día es largo y (no) confío en el destino. Que ese Dios al que algunos le rezan, les coja confesados. Mañana volveré a reconocer mis culpas ante el espejo.




Related Posts with Thumbnails