martes, julio 24, 2012

Si fuera un rancho me llamarían tierra de nadie*



La idea inicial… sí, nosotros teníamos un plan y un calendario con días contados en rojo… era hacer un viaje por toda la República. Así, de forma grandilocuente, recorrer todos y cada uno de los 32 estados desde Mexicali a Tapachula, desde Salina Cruz a Mérida, desde Veracruz a Matamoros… o lo que nos diera el tiempo, las ganas y los pesos.

De haberlo sabido, pero entonces no sabía, de haber intuido que ése sería nuestro destino. Pero las circunstancias no son sino azar, y la suerte, ya se sabe, suele ser esquiva y malagradecida. Al margen de que una tiende hacia la desconfianza y quién se iba a creer que los de entonces seríamos los de ahora. Que los encuentros fortuitos y casuales nos llevarían a estos días a la sombra de un mariachi desafinado.

De haber intuido que ése sería nuestro lugar cuántas malgastadas madrugadas nos hubiéramos ahorrado. Llevábamos a México en la piel y aún no lo sabíamos. Como aquella noche de Carnaval cuando ellos agarrados del brazo entonaban la canción ascendiendo por la calle Oscura. Wonder Woman y El Zorro seguidos por mi persona, la única sin disfraz en 1.300 metros a la redonda. Yo te conozco, güey…

Porque a veces no se necesitan excusas, tan sólo deseos y de poder elegir un lugar donde vivir ése sería Querétaro... o Coyoacán, pese a que los semáforos nunca se pongan en rojo por las noches y yo sea de las que nunca cruza hasta que no le dan luz de paso. Nunca bajes de la camioneta, nunca te pares, nunca mires a los ojos, nunca desafíes. Y ahora pásele, güerita; una taquiza y un Agua de Jamaica que comienza el reventón.







P.D. Marlene Dietrich en "Sed de mal".










*Rita Hayworth en "Gilda".

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