jueves, marzo 03, 2011

Las mujeres de verdad tienen curvas




Lleva una toda la semana discutiendo sobre la resaca post-Oscar, tema vestuario se entiende. Que si la más bella entre las bellas fue una vez más Cate Blanchett, con ese vestido imposible y que yo nunca me pondría, pero que en ella lucía regio; sin olvidar, obvio, el vestido, el escote, las curvas, el pelo, etc... de nuestra Pe.

Que si parecía recién llegada de los bajos fondos de Miami . No ordinaria, sino lo siguiente. Hay quien incluso la comparó con una morcilla de Burgos y las crónicas de allende los mares que año tras año la suelen colocar entre las más elegantes parece que este año han decidido relegarla al ostracismo.

Y fíjense ustedes que a mí esta mujer me parece el quinto misterio de Fátima, que jamás he entendido la razón de su éxito y me parece antipática, desagradable, gritona, ordinaria, trepa, pésima actriz y más que guapa resultona, aunque eso sí, extraordinariamente fotogénica. Si hasta ha conseguido opacar a Bardem desde que se pasea a su lado por alfombras rojas y posa en playas desiertas. Pero para que negarlo, aunque el vestido parecía de modas Maribel y en los puestos de mercadillo de la plaza del Fontán encuentra una cosas más aparentes sin tantos brillos ni lentejuelas, a mí me encantó. Podría haber ido mejor vestida, podría haber ido mejor peinada; Bardem, Javier, podría haberse recogido los bajos de los pantalones; y Bardem, Carlos, podría haberse buscado una novia con una profesión menos llamativa; podría haberse vestido de princesita Disney como en las ediciones anteriores con un palabra de honor (que no se me cae) soso y aburrido, pero no, prefirió travestirse de la prima de Toñi Salazar (impagable la crónica en el Trola de hace un par de semanas, por cierto, de la boda de la menos guapa de las Azúcar Moreno); y yo la aplaudo, porque a pesar de seguir pensando que es una pésima actriz, que es ordinaria, trepa y antipática, me resultó humana. Con una sonrisa que por vez primera parecía sincera y el cuerpo de una mujer real (aunque ya quisieran muchas mujeres reales poder entrar en ese vestido apenas un mes después de haber dado a luz e incluso sin haber pasado por un embarazo y parto).

Que una no acaba de entender por que cuando tres cuartas partes de la humanidad femenina desearía aumentar de talla de sujetador (tres cuartas partes de la población masculina desearía lo mismo para sus parejas) y aparece una mujer con las curvas y redondeces lógicas y naturales tras un embarazo todo el mundo la critica. Yo agradezco ver a una Penélope Cruz con sus kilos de más embutida en un vestido con calzador y marcando faja y no una pongamos, Paz Vega, que tras tres partos sale del hospital con su niño en brazos recién parida y recién liposuccionada.

Y sí, como alguien me dijo esta mañana, "tú la defiendes porque tienes las tetas grandes"...

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