Cruce de caminos
"I remenber those snow-capped mountains
and a song on F.M. 93 oh my darling
I have grown with you
but my roots on both sides of the sea."
Noa
Se pasaba las tardes fumando al sol en el Parque María Luisa, viendo la vida pasar, como a él le gustaba recordar. Allá, en Sevilla, practicó su incipiente español, y en contra de lo previsible, llegó a hablar un más que correcto castellano sin rastro de acento andaluz. Era un apasionado de la Semana Santa (sevillana). Le emocionaba la "madrugá", aun sin entender muy bien de qué iba todo eso. Siendo completamente agnóstico y habiendo recibido una educación religiosa protestante decidió declararse en rebeldía y hacerse devoto del Cristo de los Gitanos por ser una figura masculina. Decía que estaban en minoría, ya que mantenía una curiosa teoría acerca de las vírgenes y la devoción popular sevillana. No sé si su "afición a las iglesias" comenzó allí, yo le conocí un par de años después de su experiencia sevillana), afición o interés que me contagió y aún mantengo. La primera vez que me propuso entrar en una iglesia le miré con cara total de asombro.....pero cuando has perdido el último tranvía, debes esperar más de una hora bajo la marquesina, la temperatura es de cero grados (y bajando), ha comenzado a nevar, y no tienes ni un céntimo en el bolsillo, una iglesia se convierte en el mejor de los refugios. A determinadas horas siempre están vacías, sus puertas abiertas, y nunca deja de ser lugar cálido en el que sentarse... Siempre me gustó el olor a incienso.
"Si ves Moldava abajo, río abajo -frente a la Isla de Kampa y el Molino del Búho- un cubo de basura tiernamente mecido, dulcemente mecido hasta el agotamiento..."
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