sábado, julio 07, 2007

Despídete de los tuyos, que te he pedido a los Reyes Magos


El amor es un deporte muy raro, y como vicio bastante caro, que canta el Lichis, y qué razón tiene, al menos en lo segundo, puesto que a mí me resulta tremendamente costoso en tiempo.

Hoy me he percatado de algo terrible, cuando me enamoro, a cada momento y de los tipos más insospechados, mi medida de tiempo cambia, y así no hay minutos o días, meses o segundos, el tiempo se divide en estar y no estar con él, despreciando del modo más atroz los momentos en los que no estoy con él, empleándolos en una absurda pérdida de tiempo y en motivos intrascendentes y ridículos. Cuando se termina la historia, toda buena historia de amor tiene fin, e incluso también las más mediocres, y hago balance, el tiempo perdido supera con creces al aprovechado. El tiempo lanzado sin misericordia al cubo de la basura, irremediablemente condenado a no ser ya nunca recuperado. Y una de dos, o dejo de tirar mi tiempo o contrato un buen servicio de recogida de basura.

0 perdidos en el laberinto:

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