Silvio y Ojalá como coartada
"Como gasto papeles recordándote
como me haces hablar en el silencio,
como no te me quitas de las ganas
aunque nadie me vea nunca contigo..."
S. Rodríguez
Se ha convertido en una llamada perdida espaciándose con el paso de los meses. Un email escueto, enviando besos, saludos y recuerdos para quien le recuerde. La promesa recíproca de una visita siempre aplazada...
Iba para ingeniero, pero su verdadera vocación era la música. La guitarra era su compañera inseparable. De cuando en cuando la vanidad le podía y se dignaba a mostrarnos alguna de sus composiciones, aunque había que rogarle y mucho, para que en su repertorio incluyera alguna de las suyas.
Tenía curiosidad por todo, y contagiaba esa curiosidad, ese gusto, a los que le rodeaban. Decía de si mismo que era optimista de corazón y pesimista de cabeza. Le gustaba estar siempre donde no le correspondía, llegar al sitio para el que no estaba educado, romper tópicos, convencionalismos y tradiciones. Eligió el camino de la lucha a plazo fijo, sin más futuro que el que le ofrecía el camino. Inició el camino de regreso para perderse en Lacandona invocando dignidad y justicia...
Compartimos vino y madrugadas, Silvio y Ojalá como coartada.
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