Deber vs. deseo
Eu confeso. Soy una folcklórica irredenta. Me gustan los fados. Y no, no hablo de Misia, Mariza o Dulce Pontes (que también), sublimes donde las haya. Hablo de que con certeza os rapazes perdem o juízoquando lhes dá o cheiro a raparigas. Grande Amalia. Y no, no me digas que fue un símbolo del Salazarismo. También lo fue Lola Flores del franquismo y no por eso el New York Times dejó de recomendar no perdérsela. Pero no quiero hablar de ella. Quiero hablar de la voz madre, como alguien la llamó una vez. De Teresa “ex Madredeus” Salgueiro. De esa voz tan imposible. Pero no, tampoco quiero hablar de ella, quiero escucharla. Quiero recordar la primera vez que escuché a Madredeus, toda una experiencia. Lo de religiosa lo dejé para la primera vez que pude verlos en concierto en un pequeño y destartalado teatro que no pudo evitar venirse abajo, entrelazadas las manos a la espalda de la Salgueiro.El primer disco que cayó en mis manos fue O paraíso, y tras la primera escucha me quedé clavada por y para siempre en Haja o que houver.
"Há quanto tempo já esqueci
Porque fiquei longe de ti
Cada momento é pior
Volta no vento por favor"
Haja o que houver
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