martes, noviembre 23, 2010

Palabras para un corazón averiado... siempre necesarias, nunca suficientes



Recordaba aquellos versos de Benedetti, ésos de tener una soledad tan concurrida, tan llena de adioses y de besos y de nostalgias, que podría ser organizada por tamaños, por colores, por épocas, por promesas, por tacto y por sabor. Una soledad tan concurrida que es difícil entender como no tienes tú cabida en ella...

Y al recordar él, recordaba yo que a mí en realidad nunca me gustó Benedetti, aunque a veces se me olvida. Y él a su vez me recuerda que a él nunca se le olvida que le gusta Cortázar. Que pasaba por delante del escaparate de la librería Cervantes donde hay una especie de exposición o lo qué quiera que sea sobre Don Julio, y que se acordó de mí, y se puso contento y se tomó una ginebra a mi salud.

Y ya ves, fíjeseustedquetontería, yo también me puse contenta...








P.D. Eleanor Powell y James Stewart




[Creo que el acabar escuchando a Juan Pardo fue un efecto colateral sin importancia,
que en todo caso compensaré el viernes con los Whybirds]






"Tengo una soledad 
tan concurrida 
tan llena de nostalgias 
y de rostros de vos 
de adioses hace tiempo 
y besos bienvenidos 
de primeras de cambio 
y de último vagón. 

Tengo una soledad 
tan concurrida 
que puedo organizarla 
como una procesión 
por colores 
tamaños 
y promesas 
por época 
por tacto 
y por sabor [...]"

Rostro de vos de Mario Benedetti

5 perdidos en el laberinto:

Anónimo dijo...

A mí no se me olvida que con Neruda y Benedetti aprendí a disfrutar de la poesía.

Y de Cortázar... pues que siempre quise aprender Glíglico

"Apenas él le amalaba el noema, a ella se le agolpaba el clémiso y caían en hidromurias, en salvajes ambonios, en sustalos exasperantes. Cada vez que él procuraba relamar las incopelusas, se enredaba en un grimado quejumbroso y tenía que envulsionarse de cara al nóvalo, sintiendo como poco a poco las arnillas se espejunaban, se iban apeltronando, redumplimiendo, hasta quedar tendido como el trimalciato de ergomanina al que se le han dejado caer unas filulas de cariaconcia."

Huntter

El Buscador de Miradas dijo...

Benedetti tiene su puntito, pero no conviene abusar porque cansa. Me ocurre algo parecido con Juan Pardo. :)

Nebroa dijo...

A mí me gusta verte contenta, losepas

Garabatos Deliciosus dijo...

Hay un poema de Benedetti que me anima a vivir la vida con intensidad,incluso esos momentos de tristeza y soledad que si no existieran, no me dejarían disfrutar al 100% de otros en los que me siento plenamente feliz (aunque he de decir que de estos ya no me acuerdo a qué saben...)

"No te quedes inmóvil
al borde del camino
no congeles el júbilo
no quieras con desgana
no te salves ahora
ni nunca
no te salves
no te llenes de calma

no reserves del mundo
sólo un rincón tranquilo
no dejes caer los párpados
pesados como juicios

no te quedes sin labios
no te duermas sin sueño
no te pienses sin sangre
no te juzgues sin tiempo

pero si
pese a todo
no puedes evitarlo
y congelas el júbilo
y quieres con desgana

y te salvas ahora
y te llenas de calma
y reservas del mundo
sólo un rincón tranquilo
y dejas caer los párpados
pesados como juicios
y te secas sin labios
y te duermes sin sueño
y te piensas sin sangre
y te juzgas sin tiempo
y te quedas inmóvil
al borde del camino
y te salvas
entonces
no te quedes conmigo "

meloenvuelvepararegalo dijo...

A mí lo que me gusta es leerte, espero que eso también te contente un poco ;)

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