Y de nuevo vuelvo a caer... como si alguna vez me hubiera levantado... si es que, ya lo cantaba Serrat, no es triste la realidad, lo que no tiene es remedio...
Vaya, los anónimos me están restando protagonismo, qué pena! la diferencia entre unos y otros quizás sea que, algunos no nos molestamos en leer la misma mierda que suelta la insatisfecha esta, una y otra vez.
No conocía a César Pop. Tampoco que Citroên comercializara un coche que no emite CO2, dichosos anuncios online!
Una frivolidad: Hace poco menos de un año coincidí con Serrat en el aeropuerto de Santiago de Compostela, de vuelta a Barcelona. La cola para entrar al avión era muy larga y me di la vuelta para ver hasta donde alcanzaba. Estaba justo detrás de mí. Se rió un poco al ver mi cara de sorpresa al descubrirle así, de sopetón, a 40 centímetros. Le acompañaba un asistente que acarreaba una funda de guitarra y cuatro bártulos, procurando darle conversación amable, como para hacerle más cómoda la espera. Pensé en saludarle y decirle que “Mediterráneo” (el disco) suena en casa algunos domingos, que a veces es como ungüento para los disgustos, que le he escuchado cantar aquel “De alguna manera” junto a Aute más veces de las convenientes. O, por qué no, cuánto llegan a aburrirme sus últimos discos desde hace demasiados años. La espera fue larga pero al final no hice ni una cosa ni la otra, una constante en mi vida. Tan solo le ayudé con la maleta en cabina, gesto que me agradeció. “Moltes gràcies, noi”. “A ti”, Serrat, a ti.
-Aida: Y yo corregí a Serrat ;)... La verdad no sé, la realidad me temo que sí, o al menos la mía, a ratos, supongo que como la de todos...
-Anónimo number one: ¿Qué voy a hacer contigo?...
-Evinchi: Preguntaré en la farmacia de la esquina por si las moscas...
-Hermosa anécdota, Mr. Heaton, a mí Serrat no me dice nada, o no especialmente más allá de un puñado de canciones y en determinados momentos, claro que haberlas, haylas...
Y es que soy muy mía y a la vez muy del cosmos, muy de las tinajas y de los moldes de galleta, de las vainas y los pomos cromados, de la cola y el carril más lento, de embalsamadores y taxidermistas, del rincón del aburrido; soy muy de los desprendidos de la crítica, fiestas provocadas y tijeretazo en casa, del orden cosas y cosas por vicio. Soy muy de todo esto y de aún más cosas. Sólo espero que alguien me reclame... sería muy violento tener que hacerlo yo misma...
Deja tus paranoias o tus deseos, gritos al aire, diarios, confesiones, declaraciones de amor o de guerra, o simplemente tu firma, tu mensaje, tus besos, saludos o consejo, bromas o entusiasmo, reminiscencias o cañones recortados, y ya descubriremos si tenemos algo de lo que hablar...
Ser ese pincel aguado por la lluvia que esboza en cada bocanada una bahía, dos volcanes y diez maneras de decir lo que deseas. Una bandada de gaviotas. La ginebra. Las noches sin futuro. Una colección de lunas llenas. Las verbenas de barrio. Una tormenta sobre el azul inmenso del océano. Arrastrando la cobija. Tristezas a la carta por alegrías. Billie Holliday rasgando la noche. Una visita imprevista y deslenguada. Los calvos que se quitan el sombrero. Las noches "nuremberianas" al calor del Eulenspiegel repletas de ron, humo y conversaciones. Aquella voz, aquel acento."Mis" poetas: Á. González, Huidobro o Cernuda. La lluvia que parió charcos y barro. Viajar en tranvía. Volar cometas. Un par de botas sucias. El canto del urogallo. Alain Delon en "Rocco y sus hermanos". Caminar sobre hojas secas. Las tímidas que salen respondonas. Aviones que despegan. Las rosas amarillas, los lirios, las violetas. Las raras excepciones. ARJONA (con mayúsculas). Medianoche en una estación de tren. La honestidad brutal de Calamaro. Una tormenta sobre el azul inmenso del océano. Aquella buhardilla en la Peissenbergstr. Silvana Mangano en "Arroz amargo". Pisar charcos. El 14 (y la lluvia) de abril. Mi chupa de cuero. La Coca-Cola (nadie es perfecto). Besos con risas. Silvio y Ojalá como coartada. Lengua con besos. El castellano de Umbral. Esencia de playa y sal de un lugar donde habitaban las gaviotas. Pisar charcos. Un vestido y un amor. Salitre 48. EL hombre del piano. Luka, el niño del 2º piso. Compay y Celia, el son y la salsa de luto. La primera mirada por la ventana al despertarse. Las noches que sonríen en forma de luna. Estoy Bartok de todo. El olor a tiempo desgastado. Simon & Garfunkel. Waits & Cohen. Los trenes que viajan hacia el este. Rosas a Rosalía. En Lisboa, sobre lo mar. El cambio de estaciones. Dylan y su hijo Jakob. Un amanecer en la playa del Silencio. El piano ha estado bebiendo. Puentes que se cruzan en ambos sentidos. El Urriellu. Una Delirium Tremens. Las carreteras secundarias. Un otoño de párpados caídos. Los domingos al sol en el Englischer Garten. Camarón sin camisa. Frambuesas en la tarta. Las sesiones de madrugada. Las montañas mágicas de esta tierra que plantó mi corazón recibiendo el regalo de la lluvia. Chavela por Jose Alfredo. Los labios que aprovechan los rincones más olvidados, más olvidables. Veloso y su fina estampa. El miedo, el futuro incierto, el camino, la búsqueda. Je vous ai apporté des bonbons parce que les fleurs c'est périssable. Los que pudieron ser y no han querido... Dream, baby dream.
8 perdidos en el laberinto:
Corrijo a Serrat, la realidad, la verdad, sí puede ser triste. Que no tenga remedio no significa que no pueda ser tremendamente triste e injusta...
Vaya, los anónimos me están restando protagonismo, qué pena! la diferencia entre unos y otros quizás sea que, algunos no nos molestamos en leer la misma mierda que suelta la insatisfecha esta, una y otra vez.
No, se ve que no tiene remedio. Pero hay unos parches cojonudos.
No me digas donde los venden, pero haberlos hailos.
Haylos, borria, haylos.
Borrica, perdón.
No conocía a César Pop. Tampoco que Citroên comercializara un coche que no emite CO2, dichosos anuncios online!
Una frivolidad: Hace poco menos de un año coincidí con Serrat en el aeropuerto de Santiago de Compostela, de vuelta a Barcelona. La cola para entrar al avión era muy larga y me di la vuelta para ver hasta donde alcanzaba. Estaba justo detrás de mí. Se rió un poco al ver mi cara de sorpresa al descubrirle así, de sopetón, a 40 centímetros. Le acompañaba un asistente que acarreaba una funda de guitarra y cuatro bártulos, procurando darle conversación amable, como para hacerle más cómoda la espera. Pensé en saludarle y decirle que “Mediterráneo” (el disco) suena en casa algunos domingos, que a veces es como ungüento para los disgustos, que le he escuchado cantar aquel “De alguna manera” junto a Aute más veces de las convenientes. O, por qué no, cuánto llegan a aburrirme sus últimos discos desde hace demasiados años. La espera fue larga pero al final no hice ni una cosa ni la otra, una constante en mi vida. Tan solo le ayudé con la maleta en cabina, gesto que me agradeció. “Moltes gràcies, noi”. “A ti”, Serrat, a ti.
-Aida: Y yo corregí a Serrat ;)... La verdad no sé, la realidad me temo que sí, o al menos la mía, a ratos, supongo que como la de todos...
-Anónimo number one: ¿Qué voy a hacer contigo?...
-Evinchi: Preguntaré en la farmacia de la esquina por si las moscas...
-Hermosa anécdota, Mr. Heaton, a mí Serrat no me dice nada, o no especialmente más allá de un puñado de canciones y en determinados momentos, claro que haberlas, haylas...
De alguna manera tendría que olvidarte. Aplícate el cuento.
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