lunes, septiembre 27, 2010

Como Antonio Gamoneda, pido piedad para mi boca... liba, lame, y no necesariamente las sombras






"No es tu sexo lo que en tu sexo busco
sino ensuciar tu alma:
desflorar
con todo el barro de la vida
lo que aún no ha vivido".

Diario de un seductor de Leopoldo María Panero






Es domingo, pasa del mediodía, me siento a ver la tele. Es raro, yo nunca enciendo el televisor, pasa por ser un elemento decorativo más; pero no me gustan los domingos por la tarde, como a tantos, supongo. Sale en la pantalla Timothy Hutton, o alguien que me recuerda a Timothy Hutton. El actor. En realidad no soy capaz de recordar ni una sola película suya. O sí, porque de repente me viene a la memoria "Beautiful girls". Creo que ahí aparecían él y Uma Thurman, pero sólo lo creo, a lo mejor eran otros, no sé, tampoco voy a comprobarlo.

No recuerdo de qué iba la película, sólo retengo una imagen de Timothy Hutton y Uma Thurman, en el caso de que fueran ellos, sentados ante una barra de bar. Seguro que sonaría de fondo alguna canción que no recuerdo. Algo de Steve Earle hubiese ido bien.

Fue una de esas películas que C. y yo veíamos todos los lunes en la última sesión en los desaparecidos cines Hollywood. Recuerdo que salimos emocionadas y excitadas del cine, analizando cada escena y cada frase, prometiéndonos que tendríamos que verla de nuevo, recomendarla a todo el mundo. No sé ella, pero yo no cumplí mi promesa, no volví a verla, la olvidé... hasta ahora, hasta hace un rato que aparece alguien que se parece a Timothy Hutton, o tal vez él mismo, en la pantalla del televisor, y aunque no recuerde el argumento, ni sus actores, ni su banda sonora; sí recuerdo que me gustó, mucho. Curiosos los caminos de la memoria.

Me apetece volver a verla, y me apetece verla contigo. Sentarme a tu lado o que tú te sientes al mío. A lo mejor es una película que odias, o que has visto mil veces, o que desconoces por completo; a lo mejor, probablemente, lo último que deseas es sentarte a ver una película conmigo. Pero este es mi universo paralelo, aquí puedo imaginar que voy a ponerme a buscarla, sí, la bajaré de internet y la guardaré aquí, esperando que llegue ese momento. Tal vez mañana, en una semana o en meses. Tal vez no llegue nunca, aunque esa opción, esa palabra, esté desterrada en esta realidad alternativa.

Así que durante el tiempo que transcurra mientras termino de escribir esto y lo publico, busco una foto adecuada, un título, tal vez una canción que lo ilumine (puede que de su banda sonora, la que no recuerdo; es lo que tienen las canciones, que siempre encuentras alguna que dice por ti lo que tú no sabes o no quieres o no puedes decir), imaginaré que la película está esperando por nosotros.

Me entran ganas de contártelo, de decirte que estoy aquí en una tarde de domingo a punto de ser estrenada, delante del televisor donde sale un tipo que puede que sea o no Timothy Hutton. Que me acuerdo de esa película, de "Beautiful girls"; aunque ni recuerde a sus actores, ni a su música, ni a su argumento. Pero que recuerdo que me gustó... Como tú, que sé que me gustas aunque en realidad no te conozca ni sepa nada de ti. Y que me gustaría que estuvieses aquí o yo allí y poder ver juntos la película, aunque tú ya la hayas visto mil veces o la odies o te resulte indiferente. Y casi mejor así, porque probablemente la película hubiese sido sólo una excusa. Y no, que sí, que realmente me apetece ver la película contigo, ésta en concreto, no cualquier otra. Aunque en realidad también me gustaría meterme en cualquier cine, sentarnos en la última fila; en la pantalla una de esas películas de poco argumento y mucho ruido a la que no prestaríamos atención; porque lo que en un principio era ternura ahora es urgencia y deseo. Y desearía chuparte la polla hasta que tus gemidos quedasen ahogados entre los gritos que salen de la pantalla.

Porque eso es algo que nunca te he dicho, siempre midiendo mis palabras, tratando de no dar un paso en falso, no decir inconveniencias. Muy propio de mí decir lo que pienso pero nunca lo que siento... callarme las ganas y el deseo. Porque sí, porque en lugar de decirte que te tengo ganas y ni te imaginas cuántas, sólo acierto a contarte que te echo de menos, lo que obviamente es cierto, aunque sepa que ni lo uno ni lo otro tenga demasiado sentido.



16 perdidos en el laberinto:

Anónimo dijo...

¿por que me produce tristeza leerte? llevo varias semanas, poniendome triste cuando te leo, me invade ese sentimiento, cuando llevo tres o cuatro lineas de tus post, no se si eres tu, soy yo, o somos los dos.

El Buscador de Miradas dijo...

La idea de la última fila del cine es la más convincente de todas. Creo que de ahí viene la expresión 'Pasárselo de cine'.

Daeddalus dijo...

Puede que seas tú Anónimo, puede que sea yo o que seamos ambos. Aunque yo, de ser tú, no me pasaría semanas leyendo a alguien que me pone triste. No soy en todo caso quién para darte consejos, yo eso lo llevo haciendo más de dos años.

k dijo...

Qué buena peli, Beautiful Girls. He perdido la cuenta del número de veces que la he visto. Y es curioso, mientras te leía estaba pensando que a veces encajan las mismas palabras para la amistad y para otra cosa (como en Backstreets), porque me estaba sintiendo identificada con la primera parte del texto, vería contigo Beautiful Girls otra vez de mil amores. Luego, con lo de la última fila del cine ya no, claro...

En fin. Una vez escribí sobre ella. Si después de verla te apetece leerlo, te mando el enlace.

No te agobies. Es mejor que tarde. En aparecer, digo.

Daeddalus dijo...

Yo recuerdo que me gustó muchísimo... y en cambio no soy capaz de recordar el argumento sus actores.

Me encantaría leerlo...

Reina del Mango dijo...

"Muy propio de mí decir lo que pienso pero nunca lo que siento..."

Ay.

Anónimo dijo...

Recuerdo que la vi una noche, de madrugada. Sus personajes me parecieron bastante interesantes. El papel de Natalie Portman era muy bueno. Una historia de amores posibles e imposibles, sobre engañarse a uno mismo, no saber tomar un camino... Quizá te gustó por eso.

Daeddalus dijo...

El día menos pensado aprenderé, sino es que ya estoy en ello, a decir exactamente lo que pienso, lo que siento y lo que quiero. Y a que me importe exactamente nada que el receptor de mis deseos no los comparta.

Daeddalus dijo...

No recuerdo por qué me gustó, Anto, sólo sé que tengo que volver a verla... A solas, probablemente; o no, quién sabe, como decía antes, tengo que aprender a expresar mis deseos, aunque no sean compartidos.

guille dijo...

Hace muchos años, muy lejos, tuve una epoca de mucha ultima fila.
Pero era yo el que hurgaba debajo de la falda y era ella la que tenia que reprimir los suspiros.

Tambien hace mucho tiempo y tambien muy lejos y tambien en un cine descubri a Panero y el desencanto.
Un loco singular, un poeta singular.

No sueles decir lo que sientes, pero si lo trasmites. Es la fuerza de lo bien que es cribes.

Tener buenos deseos (asi calificaria yo una chupada de polla o ver una peli con el dueño de la subsodicha, o -para mejorar- ambas cosas que no son contradictorias si se hacen una tras la otra) y no poder llevarlos a cabo puede entristecer una tarde de domingo.

Conozco una mujer interesante que suele decir "Todo se andara".

Luis dijo...

Coño Dae.... muerto mas dejao.... ya veo que a ti como al Busca... el otoño... te lo altera..... pues venga chica... a ello... que la vida son dos dias... Besis

Daeddalus dijo...

Dígale usted, Mr. Brown, a esa presunta mujer interesante, que los deseos, incluso los buenos y del tipo que sean ( sentarse al lado de alguien para volver a ver "Beautiful girls" o chuparle la polla), no entristecen las tardes de domingo, sino las noches... cuando una acaba durmiendo abrazada a la almohada que ocupa el lado izquierdo de su cama. No, lo que hace con las tardes de domingo es incendiarlas...

Anónimo dijo...

A ver me encanta tu blog pero el dilema que tenemos aqui mi compañero y yo es el siguiente...esos labios son tuyos o son prestados?

Daeddalus dijo...

¿Acaso tiene importancia?... Porque ni a ti ni a tu compañero... ¿O sí?

Daeddalus dijo...

Siempre me ha gustado el otoño, Luis... mucho. Aunque esto no tenga nada que ver con ello.

Anónimo dijo...

Y tú me lo dices que sabes
que me hice sangre en las palabras de repetir tu nombre,
de golpear mis labios con la sed de tenerte,
de darle a mi memoria, registrándola a ciegas,
una nueva manera de rescatarte en besos
desde la ausencia en la que tú me gritas
que me estás esperando.

Unos labios como esos tienen su importancia, sin duda.

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