Veo Lost (Perdidos), y es una de esas series que veo en versión original, generalmente con subtítulos. No tengo criterio para determinar cuáles veo dobladas y cuáles no; aunque el doblaje que le hacen a Eva “Gabrielle Solís” Longoria-Parker, por ejemplo, sea motivo más que suficiente para pasarme a la V.O. Pero me disperso… y lo dicho, veo el capítulo ése en el que nos explican el origen de Richard Alpert (ya saben, el que usa más eye liner que Jack Sparrow y yo juntos), resulta que es canario, tinerfeño, para más señas, y se pasa media película hablando en cubano. Pues bien, en un determinado momento, cuando le dice a su amada Isabella que debe irse para salvarse (aunque ya esté muerta, paradojas made in Lost) ya que viene el humo negro, ése que se pasea ahora en el cuerpo de Locke; el avispado hacedor de subtítulos nos(me) regala uno de los mejores momentos del día de ayer (sí, lo sé, tuve un día especialmente soso) subtitulando el cubano con un “si me queréis, irse” y advirtiendo a modo de nota del traductor, ‘no hemos podido evitarlo’.
Y lo que quiero decir llegados a este punto es que no puedo evitar conmocionarme ante la cantidad de información inútil que almaceno, porque yo tampoco puedo evitarlo y recordar a la gran, grandísima Lola Flores. Y me pregunto por qué c* recuerdo yo la boda de Lolita en la Marbella de la ‘jet set’ cuando Gumilla aún salía en el Hola y me cuesta tanto avanzar en cambio con la Ley de Expropiación Forzosa.
5 perdidos en el laberinto:
Me rendí a las recomendaciones de unos conocidos para que me aficionara a esta serie. Ayer ya empecé con los dos primeros capítulos y si me engancha, llegaré en un mes y medio a la sexta y útlima temporada de Lost. No sé si le llegará a los talones al gran House.
Spoilers aparte, con los que nos ha obsequiado la señorita Daedalus, meterse la seis temporadas de Lost en vena en mes y medio creo que es demasiado para el body.
Mes y medio fue lo que tardé en meterme entre pecho y espalda House hasta el capítulo 11 de la sexta temporada. Si engancha no es tanto. Soy obsesivo compulsivo.
La boda de lolita se nos quedó injertada en la cabeza de chorlito porque encaja en el arquetipo universal de la princesa desvalida que encuentra el amor del príncipe valiente y todo el pueblo lo celebra con un gran festín. Me pregunto qué bruja sería la Lola. Gilipolleces aparte, se ve que tenemos el cerebro carcomido por la polilla de la prensa rosa. DEP.
Estimado Richard. A esta hora, y a lo largo de estos días, ya me he zampado hasta el capítulo 20. Muere el hermano de la pija y nace el hijo de la embarazadísima. No está mal, demasiado intrigante como para aguantarse una semana sin ver el siguiente capítulo.
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