Lo que viene a continuación sólo lo entiendo yo, y para no variar, carece de importancia, así que se lo pueden ahorrar (pero qué a gusto me he quedado, oigan...)
Acá fuera no suelo hablar demasiado de mí, aunque hable, mucho, más de la cuenta demasiadas veces. Tiendo a decir lo que pienso sin pensar lo que digo, pero raramente, y más de una vez lo he contado, digo lo que siento; hasta que lo hago, claro, normalmente a destiempo, a deshora y con importunidad absoluta; pero ésa es otra historia.
Generalmente establezco dos compartimentos estancos, lo que cuento aquí, que nunca contaría allá, y el resto, con lo que aplico la técnica contraria. Así que hay una parcela, no excesivamente grande, de intimidades varias, que mis conocidos desconocen y a la que rara vez tienen acceso. Aunque de cuando en cuando caiga, que más temprano que tarde una necesita desahogarse y vaciarse, especialmente cuando sabes que no vas a ser escuchada ni tenida en cuenta.
Hace no demasiado tiempo me sucedió algo extraño, aunque probablemente no lo fuera tanto y fuera más mi empeño por clasificarlo de algún modo, maldita manía la mía la de controlarlo todo y la de ponerle a todo un nombre; firme creyente de la teoría de que si algo no puede verbalizarse, de que si algo no puede por tanto buscarse en Google, no existe. No lo hablé con nadie, no suelo sentir demasiada necesidad de compartirlo, al menos al principio... después sí, porque durante al menos una semana, y una semana en algunos casos puede ser mucho tiempo, que al fin y al cabo es muy relativo, la intuición me apuñalaba el pecho sin descanso ni demora. Pero a mí la intuición siempre me falla, porque le busco básicamente cinco pies al gato, porque siempre olvido que la explicación más sencilla y razonable, la primera que nos viene a la mente, suele ser la correcta. Porque a veces nos negamos a ver la realidad, y ponemos tanto empeño en ello, que hasta lo conseguimos.
A día de hoy y supongo que ya no importa aunque mentiría si dijera que no me importa, sé que probablemente me equivoqué, aunque no lo sé de cierto, y que miraba en la dirección equivocada, o no, que tal vez había más de una dirección... sí, probablemente fuera eso. Y que volví a equivocarme cuando pregunté a quién no debía, claro que yo ni imaginaba que no debía, que no era la dirección correcta, precisamente porque era la dirección correcta. Y desde luego no puedo dejar de decirlo, me quito el sombrero, reverencia incluida, ante quién corresponda...
Me gustaría pensar que he aprendido la lección, que de ésta habré aprendido a callar un poco más, probablemente no, probablemente tropezaré de nuevo una y otra vez con la misma piedra, y no me da miedo, ojalá vuelva a suceder, que fue bonito mientras duró... aunque supongo que no soy la única que lo piensa.
P.D. Anne Francis
7 perdidos en el laberinto:
Podría robártelo. Enterito.
Ojalá un día ni estos textos tuyos sean míos, ni los míos sean tuyos. Ojalá que una despunte, ascienda. Trascienda. Y al momento lo haga la otra. Y volvamos a robarnos textos o pedirlos prestados sin que sean de estos tan trillados. Ojalá. Beso.
Hablar palabra de más... menuda bendición.
De lo que más me arrepiento es,
de no haber hecho en mi vida,
mas meteduras de patas.
Esos momentos horribles,
de silencio sepulcral
de esa calma total
que preceden la carcajada.
Pena de no poder ser joven,
para ponerme una manta,
e ir diciendo bobadas,
reflejo de lo que se lleva en el alma.
... me ha salido en verso, pero juro que lo vuelvo a hacer. Será por ser la primera vez que escribo en tu blog.
Saludos a los que meten la pata.
Llegará, sin duda... De eso estoy segura.
Pues los que meten la pata se reconocen saludados...
Bienvenid@...
No sé como has hecho para escribir algo que sin entender nada se entiende todo y se comparte por completo.
Me ha gustado mucho, mucho.
Un besito.
Sé que me voy a repetir con respecto a lo que dicen los demás, es decir: que aún no queriendo mostrar, se sugiere y por tanto se enseña todo, o lo que es lo mismo, que todos hemos pasado por ello alguna vez y eso nos hace entenderte sin notar lo encriptado del asunto.
Que ánimo, que hay que venirse arriba y que yo también estuve ahí. ;)
Saludos en blanco y negro.
¡Qué guapa la chica de la foto!
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