Yo quería ser bibliotecaria. Bueno, en realidad yo quería ser muchas cosas, y ésa era una de ellas. Estuve a punto, al menos de trabajar en una biblioteca; cuando me hice funcionaria tuve la posibilidad de elegir una plaza en la Biblioteca de Asturias, pero lo descarté por prosaicos motivos. No es que me arrepintiera, pero creo que si lo hubiese aceptado y ahora me comprase un gato, pese a que odio los gatos, daría el perfil.
Me he acordado de esto porque he pasado una parte de la tarde allí, me gusta ir a leer, a estudiar, a perderme entre libros y a veces hasta para tener citas. En realidad sólo fueron un par de veces y una no lo fue propiamente. En la H de Hornby, Nick; "High fidelity", obviamente. Sí, ya sé que la gente normal queda en los cafés y en las barras de los bares; pero a mí me gusta quedar en las bibliotecas, ante una inicial insigne. Bueno, o me gustaría, en realidad me gustaría tener citas, y de tenerlas, pues eso. Cómo no voy a entender que la gente diga que soy una chica rara.
Me había pasado en casa la mayor parte del día, excepto un ratito en el que me he ido al parque a seguir descubriendo a Blue Rodeo mientras me planteaba muy seriamente la idea de comenzar a correr, y al volver a casa y estudiar, o mejor dicho, leer, otros 20 artículos, me di cuenta de que no había intercambiado palabra con nadie en todo lo que iba de día en este pueblo grande, alguien me decía hace poco que Oviedo tiene todo lo malo de los pueblos y nada de lo bueno de las ciudades. No pude estar más de acuerdo, y que me perdonen los ilustres ovetenses, pero estoy desarrollando cierto ligero odio por esta ciudad. En realidad siempre me ocurre lo mismo cuando me voy fuera, aunque sean un par de días y me vaya tan lejos como por ejemplo a Madrid. Cuando regreso todo esto me parece tan estrecho, tan agobiante, tan pequeño... las mismas caras, los mismos uniformes, las mismas aceras, los mismos acentos. He conocido más gente en Madrid en tres días (y en un 85% altamente interesante) que en los nueve meses que llevo viviendo en esta casa donde ni siquiera conozco a mis vecinos y mi relación con el portero es, digamos, pintoresca. Pero como todo, se me pasará. Hasta el próximo fin de semana fuera, donde volveré a caer en la madrileñitis aguda o barcelonitis o lo que toque, volveré con ganas de largarme y me pondré a mirar ofertas de trabajo, y pensaré que los madrileños, aunque sean de adopción, que casi todos lo son, son más altos, y más guapos, y especialmente más abiertos y más simpáticos y en definitiva, más todo...
Una ciudad en la que hay atascos a las dos de la madrugada... Sí, lo sé, tengo un problema.
El día que una chica me cite en una biblioteca delante de la F de Faulkner, habré encontrado al amor de mi vida. Siempre y cuando sea porque se haya leído todas sus obras y no porque sea el sitio con más luz.
O con menos... Yo no he leído todas las obras de Faulkner, siento decepcionarte ;)...
Acabo de regresar precisamente ahora de la biblioteca... y venía pensando que me gustaría en la R, de Roth... ahora sólo me queda encontrar con quién...
Me encanta la R de Roth, y la M de McCarthy, porque nunca les darán el premio Nobel a pesar de merecerlo. Quizá porque no hacen tan buenas relaciones públicas como otros. Quizá porque ni asistirían a recogerlo.
Seguro que encuentras con quién, el mundo está lleno de depravados biblio-sexuales. :)
¡Vaya! Lejos de rara, eso es ser de lo más original y en absoluto anodida. ¡Gran letra la «H»!
Siempre he creído que las bibliotecas, son pequeñas Sodomas y Gomorras en miniatura en las que si no pasa nada es porque en el sepulcral silencio todo lo demás resultaría tremendamente escandaloso.
Hablar de los atascos de Madrid a las dos de la mañana, hace que muchos te imaginemos pensando en la Casa de Campo. :)
Y es que soy muy mía y a la vez muy del cosmos, muy de las tinajas y de los moldes de galleta, de las vainas y los pomos cromados, de la cola y el carril más lento, de embalsamadores y taxidermistas, del rincón del aburrido; soy muy de los desprendidos de la crítica, fiestas provocadas y tijeretazo en casa, del orden cosas y cosas por vicio. Soy muy de todo esto y de aún más cosas. Sólo espero que alguien me reclame... sería muy violento tener que hacerlo yo misma...
Deja tus paranoias o tus deseos, gritos al aire, diarios, confesiones, declaraciones de amor o de guerra, o simplemente tu firma, tu mensaje, tus besos, saludos o consejo, bromas o entusiasmo, reminiscencias o cañones recortados, y ya descubriremos si tenemos algo de lo que hablar...
Ser ese pincel aguado por la lluvia que esboza en cada bocanada una bahía, dos volcanes y diez maneras de decir lo que deseas. Una bandada de gaviotas. La ginebra. Las noches sin futuro. Una colección de lunas llenas. Las verbenas de barrio. Una tormenta sobre el azul inmenso del océano. Arrastrando la cobija. Tristezas a la carta por alegrías. Billie Holliday rasgando la noche. Una visita imprevista y deslenguada. Los calvos que se quitan el sombrero. Las noches "nuremberianas" al calor del Eulenspiegel repletas de ron, humo y conversaciones. Aquella voz, aquel acento."Mis" poetas: Á. González, Huidobro o Cernuda. La lluvia que parió charcos y barro. Viajar en tranvía. Volar cometas. Un par de botas sucias. El canto del urogallo. Alain Delon en "Rocco y sus hermanos". Caminar sobre hojas secas. Las tímidas que salen respondonas. Aviones que despegan. Las rosas amarillas, los lirios, las violetas. Las raras excepciones. ARJONA (con mayúsculas). Medianoche en una estación de tren. La honestidad brutal de Calamaro. Una tormenta sobre el azul inmenso del océano. Aquella buhardilla en la Peissenbergstr. Silvana Mangano en "Arroz amargo". Pisar charcos. El 14 (y la lluvia) de abril. Mi chupa de cuero. La Coca-Cola (nadie es perfecto). Besos con risas. Silvio y Ojalá como coartada. Lengua con besos. El castellano de Umbral. Esencia de playa y sal de un lugar donde habitaban las gaviotas. Pisar charcos. Un vestido y un amor. Salitre 48. EL hombre del piano. Luka, el niño del 2º piso. Compay y Celia, el son y la salsa de luto. La primera mirada por la ventana al despertarse. Las noches que sonríen en forma de luna. Estoy Bartok de todo. El olor a tiempo desgastado. Simon & Garfunkel. Waits & Cohen. Los trenes que viajan hacia el este. Rosas a Rosalía. En Lisboa, sobre lo mar. El cambio de estaciones. Dylan y su hijo Jakob. Un amanecer en la playa del Silencio. El piano ha estado bebiendo. Puentes que se cruzan en ambos sentidos. El Urriellu. Una Delirium Tremens. Las carreteras secundarias. Un otoño de párpados caídos. Los domingos al sol en el Englischer Garten. Camarón sin camisa. Frambuesas en la tarta. Las sesiones de madrugada. Las montañas mágicas de esta tierra que plantó mi corazón recibiendo el regalo de la lluvia. Chavela por Jose Alfredo. Los labios que aprovechan los rincones más olvidados, más olvidables. Veloso y su fina estampa. El miedo, el futuro incierto, el camino, la búsqueda. Je vous ai apporté des bonbons parce que les fleurs c'est périssable. Los que pudieron ser y no han querido... Dream, baby dream.
5 perdidos en el laberinto:
El día que una chica me cite en una biblioteca delante de la F de Faulkner, habré encontrado al amor de mi vida.
Siempre y cuando sea porque se haya leído todas sus obras y no porque sea el sitio con más luz.
O con menos... Yo no he leído todas las obras de Faulkner, siento decepcionarte ;)...
Acabo de regresar precisamente ahora de la biblioteca... y venía pensando que me gustaría en la R, de Roth... ahora sólo me queda encontrar con quién...
Me encanta la R de Roth, y la M de McCarthy, porque nunca les darán el premio Nobel a pesar de merecerlo. Quizá porque no hacen tan buenas relaciones públicas como otros. Quizá porque ni asistirían a recogerlo.
Seguro que encuentras con quién, el mundo está lleno de depravados biblio-sexuales. :)
Me consta que son legión... pero aspiro que sean algo más que eso.
La M sería la siguiente después de la R...
¡Vaya! Lejos de rara, eso es ser de lo más original y en absoluto anodida. ¡Gran letra la «H»!
Siempre he creído que las bibliotecas, son pequeñas Sodomas y Gomorras en miniatura en las que si no pasa nada es porque en el sepulcral silencio todo lo demás resultaría tremendamente escandaloso.
Hablar de los atascos de Madrid a las dos de la mañana, hace que muchos te imaginemos pensando en la Casa de Campo. :)
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