martes, abril 20, 2010

De indignación y confesiones



Dudaba seriamente si hablar de ello aquí. Duda un tanto absurda dado mi historial, qué puedo acabar contando que arruine o deforme más la imagen que el lector o lectora tenga de mí. Y al fin y al cabo, si he expuesto públicamente mis miserias (al menos algunas, y las que me quedan) y he hecho público que soy fan de Raffaella y Raphael (al que veré en breve en concierto), contar que me apasionan los (algunos) culebrones no va arruinar más mi reputación (que como cantaba Arjona, no es las primeras seis letras de esa palabra).

Sí, señores, lo confieso; adoro los culebrones; preferiblemente los mexicanos y colombianos (no tanto los venezolanos) por este orden, que en todo hay clases. Su falta del sentido del ridículo, sus guiones impostados, sus rocambolescos protagonistas, las malas interpretaciones, los peores actores y las imposibles actrices, las traiciones, los engaños, los falsos embarazos, los accidentes en carro que dejan ciega, paralítica o desmemoriada a la antagonista, pero sólo temporalmente, porque luego ha de fingir estar, ciega, paralítica, desmemoriada o embarazada para retener al galán de turno a su lado.

Como es lógico tengo un triunvirato particular, una Santísima Trinidad de telenovelas sin orden ni concierto; a los que ustedes queridos míos y sin duda felices en su ignorancia, deberían dedicar algo de su preciosa atención. No concibo vida alguna sin haber visto al menos:

- “Te voy a enseñar a querer” (tarareen conmigo la pegadiza canción que le da título). Herencias disputadas, paralíticos (sólo temporalmente, obvio), apuestos y recientes viudos (y tanto que apuestos) manteniendo relaciones ilícitas con la que podría ser su hija que a su vez es la novia de su hijo, corridas de toros, ex-prostitutas que ocultan su pasado y que se hacen pasar por la hermana de la que en realidad es su hija, estafas, asesinatos, escenas subídisimas de tono y un largo desfile de ropa interior, sin olvidar a un malo malísimo llamado Melquiades Contreras, ni Juan Rulfo, oiga.

- “Huracán”. Donde galán y protagonista se hacían llamar Ulises y Helena, pa’que después digan que en los culebrones la cultura brilla por su ausencia y que no necesita más presentación que decir que fue protagonizada por Eduardo “Juan el Diablo en Corazón Salvaje Palomo. El mejor actor de telenovelas de todos los tiempos, tristemente fallecido.

- “La mentira”. Me emociono sólo de recordar a Demetrio Asunzolo (digno nombre para una novela de García Márquez) y su empecinada venganza contra V. Más paralíticos, falsos embarazos y embarazos verdaderos, traficantes de droga, yonkis y mucho tequila.

Y por qué cuento todo esto, se preguntarán (o no). Pues porque ayer el infame canal de televisión más conocido como Antena 3 tuvo la desfachatez de estrenar una serie llamada Gavilanes, burda copia a lo spanish, de la sin par, inigualable e inimitable "Pasión de Gavilanes", ya saben quién es ese hombre. No se me ocurre justificación alguna para semejante atropello, tal falta de lucidez e ideas, que ha llevado a que Rodolfo Sancho se convierta en un Juan Reyes de tres al cuarto.

P.D. 1 No me he olvidado de "Machos" , tan sólo es que merece un Olimpo propio.

P.D. 2 No se pierdan Nurse Jackie, sin olvidar a Carmela Soprano.

P.D. 3 No me den las gracias.

9 perdidos en el laberinto:

Anónimo dijo...

A Mi me gusta bellas y ambiciosas, bonito culebrón.

tania dijo...

¿la inigualable Pasión de Gavilanes?jajajajajajajajaajajajajajajajajajajajajajajajajaja
Pero si era cutrísimo este culebrón colombiado xD.
A mi me ha gustado mucho mas la versión de ayer, la versión española tiene mejores actores y está mejor hecha.

Daeddalus dijo...

Anónimo, no la conozco, pero la pondré en mi lista de pendientes.

Daeddalus dijo...

Tania, inigualable, sí, porque el mayor pecado que puede cometer un culebrón es tomarse en serio a sí mismo. Ser cutre en toda su extensión es la quintaesencia de toda telenovela que se precie. Pero claro, imagino que tú considerarás que Rodolfo Sancho además de estar buenísimo es un gran actor y que Águila Roja o La señora son series estupendas.

Fernando Gili dijo...

¿Adora los culebrones?
Entonces adorará mi vida...
Yo de momento la adoro a usted.

Siempre suyo
Un completo gilipollas

tania dijo...

sin animo de ofender, daeddalus, tengo que decir que la versión colombiana de Pasion de Gavilanes me pareció cutre, cutrísima, no estoy de acuerdo contigo, a mi me gustan las telenovelas si están bien hechas, no creo que la cutrez sea la esencia de toda novela.Y si, "La señora" me parece una buena serie y Rodolfo Sancho un buen actor. Y Gavilanes (versión española) me parece mejor que Pasion de Gavilanes (versión colombiana). Aguila Roja es una serie que ya no me gusta tanto.
Un afectuoso saludo

Daeddalus dijo...

Tampoco pretendo yo ofender Tania, nada más lejos de mi intención. Simplemente tenemos gustos y opiniones distintas.

Rose Kavalah dijo...

No me gustan las telenovelas, no me aportan nada.

Pero leer cómo las describes y cómo las adoras, hacen que ahora (y no antes) al menos las respete.

un abrazo

Ra dijo...

Machos era una Biblia sociológica, querida mía. El elenco de guapetes no tenía desperdicio, todo sea dicho (personalmente me quedaba con Gonzalo Valenzuela, el prota de "En la cama", peli medio indie con Goya y mucho menos culebrona, que conocerás), y para quien necesite de justificación cultureta aquí la tenemos: el enriquecimiento en la lengua panhispánica... términos como polola, pololo, o pololear, no tenían precio ;D

Ay, los Mercader.

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