miércoles, septiembre 30, 2009

La única herida



"One of these days, you'll miss your train and come stay with me
We'll have drinks and talk about things, any excuse to stay awake with you
You'll sleep here, i'll sleep there, but then the heating may be down again
at my convenience
we'd be good, we'd be great together."

Good night and go - Imogen Heap



Escasos 35 minutos de trayecto, de los cuales 20 los hago inesperadamente acompañada. Los suficientes para recordar, por si se me había olvidado, por qué no nos hemos mantenido en contacto con el paso del tiempo. Pocas personas tienen la virtud de sacarme de quicio, ésta se lleva el primer premio.

En torno al minuto doce y en un ataque de mal entendida vanidad, no importa a cuento de qué, confieso que escribo en un blog desde hace años.

-¿Y sobre qué escribes?

Me sorprende la pregunta, más el interés, que parece sincero. En todo caso no me conoce ni mucho, ni poco, pero sí lo suficiente como para intuir que no escribiré sobre física cuántica o la reproducción del berberecho salvaje. Ni que esto sea un trasunto del Sartorialist.

-De mí. Hablo de mi yo, de mi mismidad y circunstancias. De mi ego y vanidades varias. De mis hechos y desechos. Sobre las personas que se cruzan conmigo y en algunos casos cambian el curso de mi vida.

Se le ilumina la mirada mientras pregunta, con voz queda, si acaso es una de esas personas. Como si nombrarlas aquí fuese un inmerecido honor que se acepta con falsa humildad. La pregunta ofende, no ha cambiado ni el mal humor con el que me levanto por las mañanas. Pero el que calla otorga y se acerca su parada. Nos despedimos entre vagas promesas y se funde con la marea de gente que abandona el tren.

He escrito sobre mucha gente, al margen de mí. Probablemente sean muchas y muchos más sobre los que haya caído un manto de silencio. He hablado sin parar, pero he callado lo que de verdad me atormenta. He mostrado mis sueños, pero no mis insomnios. Me quedan en el tintero muchas historias que probablemente nunca verán la luz y otras en cambio que sí me gustaría contar pero tal vez nunca lo haga. Por ejemplo siempre he querido hablar de ti, y nunca lo he hecho.

De cuando en cuando has sido una inicial seguida de su correspondiente punto. Algún comentario sobre lo que me dices, tus consejos siempre son sabios. Un par de líneas acerca de nuestras vivencias, también pocas. Yo no les di tiempo.

No sé si lees esto. Creo recordar que en su momento lo hiciste. Desconozco si sigues haciéndolo. En aquel momento pensé que si eras capaz de entrar aquí y leer mis miserias sin perder ni las ganas ni la sonrisa es que merecería la pena. Tu respuesta fue besarme, la mía, romper mis defensas, justo antes de salir corriendo.



Para Daniel, por qué no decirlo...

5 perdidos en el laberinto:

Anónimo dijo...

Siempre es mucho más interesante el discurso que no se cuenta...la historia que callan los derrotados...el silencio que nos permite tomar una bocanada de aire...

Anónimo dijo...

No estás cansada de tanto correr?
De tanto escapar en dirección contraria?
Seguro que alguien ha merecido la pena y lo has dejado escapar arrepintiéndote más tarde de ello.
La soledad se echa mucho de menos cuando se está medianamente acompañado, pero se ehca también en falta la compañía cuando se está demasiado solo.
Seguro que aunque hayas echado a correr en su dirección contraria, el que te preguntas si te lee, aún lo hace. La calidad deja huella en la inmensa mayoría.
Saludos.

Fiebre dijo...

Preciosa dedicatoria.
Y siendo como eres y ya que te has arrancado a escribirla, si D. la lee estará encantado.

E dijo...

Encantado no....encantadísimo.
Me gusta la entrada :)

Nebroa dijo...

Si D. ya no viene con frecuencia, algo le hará volver, esa extrema atracción que desprendes bastará

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