I wish I were blind
Me llamarás por teléfono rompiendo nuestra habitual relación epistolar y cibernética. Hace dos, tres, tal vez cuatro meses que no nos vemos las caras, ni recuerdo cuándo fue la última vez, aunque puntualmente y casi a diario das señales de vida en unas breves letras. El trabajo bien, gracias. La vida sigue. Proyectos de vacaciones y conciertos. Nubes (negras) desplazándose a velocidad vertiginosa.
Pero no, miento, sí que nos vimos, por casualidad, cierto. Una noche, que resultó ser la de los encuentros, escudados tú y tu acompañante, quién iba a ser, tras las cervezas de rigor y el asombro. Ya ni lo recordaba, y fue no hace tanto. En todo caso no cambia las cosas.
Sé que llegará ese día y que probablemente no esté muy lejano. Con tu corrección habitual, de la que siempre has hecho gala, al menos con mi persona, llamarás y me dirás que tenemos que vernos. La excusa utilizada será lo de menos, regalos (mutuos) pendientes, un libro por devolver prestado hace un año o un simple “porque sí” y unos bombones de Peñalba. Y nos sentaremos en cualquier bar, probablemente en tu ciudad eligiendo tú el sitio y caerán al menos un par de cervezas antes de que cuentes lo que has venido a contar.
Yo estaré encantada de haber(te)me conocido y charlaré por los codos y sonreiré sin parar, abrumándote con consejos que debería aplicarme a mí misma. Discutiremos como siempre por el modo de enfrentarnos a nuestros miedos y cuando menos me lo espere lo soltarás de golpe y por breves décimas de segundo se me helará la sonrisa, espero que sea un momento lo suficientemente breve para que no lo adviertas y seguirán las sonrisas que ahora serán amargas y un poco forzadas y llegará un redoble de “ya te lo dije” a modo de un no tan velado reproche.
Porque sí, bien lo sabes, te lo dije y muchas, tal vez demasiadas veces. Con convencimiento absoluto. Porque te lo merecías. En aquel hotel con dos camas gemelas una noche tras la otra. Siempre algo más, siempre algo mejor. Y yo, yo intentaré dar lo mejor de mí. Probablemente no lo consiga. Nunca he sabido estar a tu altura.
3 perdidos en el laberinto:
La verdad que no entiendo muy bien de que va el tema, supongo que la persona a la que le diriges esas palabras sabrá que son para él/ella. Ves nubes negras, das consejos que luego no te aplicas a ti misma. A mi pasa lo mismo, me siento identificado
Un saludo
Me gusta tu post, lo puedo leer en sentido contrario, como receptor de estas palabras...escribes bien, me gusta.
En realidad estar a la altura de uno mismo es lo realmente complicado.
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