lunes, agosto 10, 2009

I wish I were blind



Me llamarás por teléfono rompiendo nuestra habitual relación epistolar y cibernética. Hace dos, tres, tal vez cuatro meses que no nos vemos las caras, ni recuerdo cuándo fue la última vez, aunque puntualmente y casi a diario das señales de vida en unas breves letras. El trabajo bien, gracias. La vida sigue. Proyectos de vacaciones y conciertos. Nubes (negras) desplazándose a velocidad vertiginosa.

Pero no, miento, sí que nos vimos, por casualidad, cierto. Una noche, que resultó ser la de los encuentros, escudados tú y tu acompañante, quién iba a ser, tras las cervezas de rigor y el asombro. Ya ni lo recordaba, y fue no hace tanto. En todo caso no cambia las cosas.

Sé que llegará ese día y que probablemente no esté muy lejano. Con tu corrección habitual, de la que siempre has hecho gala, al menos con mi persona, llamarás y me dirás que tenemos que vernos. La excusa utilizada será lo de menos, regalos (mutuos) pendientes, un libro por devolver prestado hace un año o un simple “porque sí” y unos bombones de Peñalba. Y nos sentaremos en cualquier bar, probablemente en tu ciudad eligiendo tú el sitio y caerán al menos un par de cervezas antes de que cuentes lo que has venido a contar.

Yo estaré encantada de haber(te)me conocido y charlaré por los codos y sonreiré sin parar, abrumándote con consejos que debería aplicarme a mí misma. Discutiremos como siempre por el modo de enfrentarnos a nuestros miedos y cuando menos me lo espere lo soltarás de golpe y por breves décimas de segundo se me helará la sonrisa, espero que sea un momento lo suficientemente breve para que no lo adviertas y seguirán las sonrisas que ahora serán amargas y un poco forzadas y llegará un redoble de “ya te lo dije” a modo de un no tan velado reproche.

Porque sí, bien lo sabes, te lo dije y muchas, tal vez demasiadas veces. Con convencimiento absoluto. Porque te lo merecías. En aquel hotel con dos camas gemelas una noche tras la otra. Siempre algo más, siempre algo mejor. Y yo, yo intentaré dar lo mejor de mí. Probablemente no lo consiga. Nunca he sabido estar a tu altura.




3 perdidos en el laberinto:

Bicivolador dijo...

La verdad que no entiendo muy bien de que va el tema, supongo que la persona a la que le diriges esas palabras sabrá que son para él/ella. Ves nubes negras, das consejos que luego no te aplicas a ti misma. A mi pasa lo mismo, me siento identificado

Un saludo

Marga Esteban dijo...

Me gusta tu post, lo puedo leer en sentido contrario, como receptor de estas palabras...escribes bien, me gusta.

Alex dijo...

En realidad estar a la altura de uno mismo es lo realmente complicado.

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