sábado, febrero 28, 2009

Levántate y anda


Cualquiera que me conozca un poco y tenga dos dedos de frente leyendo este blog rápidamente sabrá reconocerme e identificarme. No me importa, el anonimato tiene poco valor ya para mí a estas alturas aunque en su momento si pretendiera defenderlo pese a todo y a todos. En cambio ahora hasta desearía que determinadas personas, tal vez al menos dos, entraran aquí y leyeran lo que nunca he tenido valor para decirles frente a frente. Una de ellas no conoce la existencia de este blog, la otra prometió no volver a leerlo si yo se lo pedía cuando en un momento de debilidad le confesé que escribía aquí. No se lo pedí, no hizo falta. No tengo constancia de que haya sido fiel a su promesa pero no dudo que así haya sido, es de esas extrañas personas que tienen a gala la honestidad como virtud y que aún se cree que un caballero ha de cumplir sus promesas le pese a quién le pese, y él desde luego se considera un caballero (es posible que le fuera mejor si dejara de serlo al menos a pequeños ratos, pero ésa es otra historia).

De este modo, hace tiempo ya, puede que un año, cierto amigo llegó hasta aquí a través de ese Google que todo lo puede y de extrañas búsquedas y casualidades varias. De inmediato me reconoció, me quiere a pesar de conocerme, y pese a que en principio negué la mayor al final era tan evidente que sí, que era yo, que no tuve más remedio que admitir lo que él ya sabía. También prometió no volver a pasarse por aquí si a mí me molestaba, aseguró hacerlo, tampoco tengo constancia de que así haya sido, aunque es probable, por aburrimiento seguramente. Lo cierto es que hace poco me contaba que "gracias a mí" le había entrado en aquel momento el gusanillo de escribir y publicar su propio blog, blog que por cierto no llegó a cumplir, como tantos, su primer año de vida y del que yo hasta ahora y una vez desaparecido no tuve noticia.

-"Simplemente me aburrí y fue muy poco efectivo". El pobre ingenuo tenía un único objetivo, ligar. Cansado, según sus palabras, del esnobismo y superficialidad en sus compañeras habituales e intermitentes pretendía deslumbrar con su verbo y su no presencia a princesitas teñidas de rosa que al menos supieran leer e hilvanar dos ideas o frases seguidas. Su gusto con las mujeres ciertamente siempre ha sido pésimo, algo que tenemos en común (en mi caso con los hombres, obvio) y pensaba que "blogueando" descubriría en algún universo paralelo y a ser posible viviendo en Gijón a una mujer guapa, independiente, guapa, con sentido del humor, guapa, resolutiva, guapa, fabulosa y obviamente, guapa.

No sé a quién llegó a encontrar en el camino ni cuántas citas a ciegas llegó a tener, pero el balance final por lo visto fue muy negativo, pérdida de parte de su dignidad incluida. Y digo yo que se lo hubiera ahorrado si me hubiese consultado a mí simplemente aplicando un poco de sentido común. La gente guapa y fabulosa con una intensa vida social jamás pierde el tiempo que no tiene tratando de ligar a través de internet... Vuelve a la barra de tu bar favorito donde esa camarera tal vez esta noche te de una oportunidad.

5 perdidos en el laberinto:

Rose Kavalah dijo...

joder!! si tuviera sombrero ahora mismo me lo quitaba...

es probablemente de las cosas que más me hayan gustado de las que he leido hasta ahora aquí, y eso que ya van muchas y la mayoría me han encantando (obviamente, sino no volvería, claro está)

Anónimo dijo...

Se percibe la superioridad de la idea madurada y del dolor superado.
Me gusta la gente que no se arrastra, la que entiende que un individuo no debe perder la dignidad por otro individuo (sobre todo si no lo merece).
Muy bien, marcando tu terreno y sin dejarte pisar. Que no lo hagan, que no merecen la pena

El Buscador de Miradas dijo...

Pues a mí aún no me ha reconocido nadie :)
El día que eso ocurra me mudaré de barrio, o de blog, en este último caso os tendré informados (via mail, claro).

Daeddalus dijo...

Rose, no me queda claro si lo dices con ironía, pero en todo caso muchas gracias.

Ninguna persona merece que nos arrastremos por ella, ni que perdamos nuestra dignidad, ni apostemos nuestro corazón o pongamos nuestra alma en venta. Y lo hacemos continuamente... ya lo decía la copla, y sin embargo te quiero.

Oviedo es tan pequeño y esa ceja tan perfectamente reconocible. Yo que tú me andaría con cuidado Busca.

Rose Kavalah dijo...

ironía?
¡qué va! no soy tan cínico...

iba en serio, ésta entrada en particular me ha gustado mucho.

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