martes, diciembre 04, 2007

Más de lo mismo


Admiro a Ángel González, he leído mucho a García Montero, leo con asiduidad a Brines, me gusta especialmente Benjamín Prado, siento simpatía por la señora Montero, es decir, Almudena Grandes, estoy descubriendo a Ricardo Labra, sigo a José Luis García Martín y detesto a Juan José Millás.

Sólo faltaba Caballero Bonald y Sabina a la guitarra sirviendo los whiskies. Claro, qué tontería, entonces sería finales de Julio, no principios de Diciembre. Gijón y no la decadente Oviedo. El recinto semanal (sin ser una semana) oliendo a bocatas de calamares en lugar del Paraninfo de la Universidad. Y el que sirviera el whisky no sería el flaco de Úbeda sino Paco I. Taibo II.

[En la foto no son todos los que están ni están todos los que son]

6 perdidos en el laberinto:

Anónimo dijo...

Ignacio. Paco Ignacio Taibo II. Pues no le gusta al bigotón que le hurten tan ardiente nombre.

Daeddalus dijo...

Cierto, dudaba si poner i punto y al final se me coló sin el insigne nombre.

Anónimo dijo...

La Glandes es cien veces más tenaz olfateando feromonas camioneras y empapando el aire de mordiscos morcillescos que escribiendo. Me miras, te deseo, te acercas, te susuro. Ésa mano, ésa mano pierna arriba. ¡Joder! sí es la retratista de la plenitud fugaz.
Además creo que sus fobias han ido ampliándose. Le queda maldecir al sol, por omnipresente, y a la luna, por zorrilla inconstante. Hay gente así. Pobre Luís, lo mejor que puedes hacer es coger un taxi, amor.

Daeddalus dijo...

Tú me dices amor, yo pido un taxi... era algo así creo.

A mí básicamente me parece inquietante con esa voz de cazalla, sus dientes separados y esas chaquetas que se gasta que parece llevaran ochenteras hombreras.

Anónimo dijo...

No falto a la verdad si digo que la prosa de García Montero discurre potente por un lenguaje empedrado de sorpresas burlonas, lindezas hirientes y palabras voluntariamente sorprendentes y nada pedantescas. Entre tanto, todo ello brota sin esfuerzo y sin hinchar el viento del idioma ni de la idea plúmbea y pedestre, sí con vuelos ligeros y elegantes. Sus renglones no alegran mi biblioteca como farolillos multicolores y no por eso dejo de reconocer su grandeza.
Con todo, aviso a sus adictos que en un santiamén diré inequívocamente que pienso de García Montero. Que es un merluzo, o sea.

Necio Hutopo dijo...

Pues a mi Taibo no me cae mal... Y a su papá hasta lo quiero

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