domingo, agosto 12, 2007

Él y ella on the trail

No pretendo hacerle la competencia al estimado Doc, Burlador de mitos, autoproclamado crítico de blogs, aunque la mar de las veces lo que consiga es una inestimable, impagable y en algún que otro caso inmerecida publicidad. Pero dado que nos dan la oportunidad de indicar en nuestra bitácora los blogs que leemos habitualmente, por qué no explicar también el por qué.

Mi idea inicial es hacer un repaso por todos y cada uno de los que figuran en mi lista (y subiendo) pero como me conozco sé casi con seguridad que esa empresa no se llevará a cabo en su totalidad. Máxime en estos momentos en los que estoy especialmente ocupada (aunque este domingo lluvioso, extraño y perezoso no sea un buen ejemplo de ello) a punto de irme, por fin, de vacaciones. Si no sucede una catástrofe o fuerza mayor me lo impide, a saber, el próximo miércoles día 15.

Así que antes de que la idea caiga en el olvido, más temprano que tarde lo hará, no quiero dejar pasar la oportunidad de hablar de ellos.

Ellos son Él y Ella, o lo que es lo mismo, Isabel y Jose. Ella, Isabel, es de Castellón, creo, por lo leído en el blog, y es que no la conozco. Él, el perro irlandés (espero
Shami que me permitas apropiarme de ese apodo que le viene estupendamente sin ser perro ni mucho menos irlandés) es asturiano, un viejo conocido. Ambos ex-residentes en Dublín y en la actualidad y por espacio de casi un año, trotamundos.

Han tenido la estupenda idea de ir “reportándonos” su viaje a los que como yo desde la tranquilidad de nuestros escritorios hacemos cálculos: cuántos años de ahorros, cuánto tiempo de excedencia, cuántas ciudades y cuánta gente, cuántos lugares, cuánto arrojo del que echar mano.

Para la gran mayoría de la gente de mi entorno un viaje, que no unas vacaciones, significa pasar siete noches y ocho días en la Riviera Maya o en Varadero, las vacaciones por su parte implican irse al pueblo (de los abuelos) o al apartamento de la playa (generalmente en el Levante español). Los más osados tal vez hicieron uso del Interrail en sus años mozos y ahora lo reviven en un camping, en autocaravana, of course, que los huesos y la edad se resienten con la humedad de las tiendas de campaña. Algunos, los menos, se aventuran en Túnez o Egipto en viajes y circuitos organizados y mi colega, la viudita alegre, que se considera viajera por excelencia se muestra orgullosa de sus últimas vacaciones en autobús que la llevaron a la Bretaña (coincidiendo con el Intercéltico de Lorient, todo hay que decirlo). Así que cuando alguien me dice que planea dar la vuelta al mundo (o casi) no puedo dejar de mostrar cierta incredulidad y decir, más quisieras (más quisiera él... y yo, para que negarlo).

Porque viajar no significa llegar por ejemplo a Florencia y pasarse tres maratonianos días visitando todo tipo de torres, galerías y museos (exceptuando al David, que es irrenunciable), fotografiando a diestro y siniestro y poniendo cruces en esos planos que dan a los turistas marcando todo lo visitado y lo que queda por visitar para regresar a casa contando lo mucho que se ha visto y habiéndose olvidado por completo de tomarle el pulso a la ciudad y a sus gentes. Viajar, se me antoja, debe ser algo parecido a lo que están haciendo Isabel y Jose, que seguro visitarán monumentos y lugares de interés, fotos y comentarios, incluso vídeos que lo atestiguën no faltan. Pero al final, el poso que te queda cuando terminas de leer sus historias no es el de haber descubierto un fascinante templo en Laos o Vietnam que sin duda tendrás que visitar cuando viajes al sudeste asiático, si es que lo haces, sino la sensación arraigada en lo más profundo de tus tripas, de que la vida, más allá de tu calle o el bar de la esquina late a un ritmo diferente en personas que tienen algo que contarte si tú quieres escucharles.

Él y ella on the trail... Dos en la carretera

Por cierto, Ella escribe mucho mejor que Él, pero seguro que eso Él ya lo sabe…

25 perdidos en el laberinto:

Abel Granda dijo...

Siempre creí que los viajes deben hacerse allí donde no huela a pintura, recuerdo mi primer viaje a Milán, y como me lo pasé caminando por calles ignotas, ignorando El Duomo y todos aquellos lugares donde viera unas bermudas y una cámara fotográfica. Para muchos, no he visto Milán, pero yo me volví con la convicción de conocer el alma de la ciudad; la elegancia de los italianos del norte, y lo caro que resulta comer en el bar más anónimo de esta ciudad de árboles grandes y aceras limpias.
Espero que él sea suficientemente amigo, porque su dictamen final podría hacer mella en vuestra amistad.

Necio Hutopo dijo...

Viajar es, finalmente, conocer a quien habita en otras tierras... Entiéndase bien, a quien habita en otras tierras, no sólo las tierras...

Evinchi dijo...

Lo bonito de viajar es desprenderse de la vestimenta de turista y mezclarse.

Anónimo dijo...

Estoy exhausto, así que hoy sí que seré leve y esperaré -cuan adolescente ansioso a su novieta- el post de daedaluss. Me he pasado todo el fin de semana follando. Con Ella. En su casa, donde en pleno polvo vespertino sentí la sacudida sísmica que ayer nos alegró el día.Hoy ya en el laburo, aunque ya no follando (¡por fortuna!). La verdad es que yo, por más que esto contradiga a mi fama, soy más de dormir abrazadito. Un par de polvos y a dormir, y no tanto metisaca... Pero es que Ella lleva tiempo con unas ganas de follar tremendas. Y la entiendo. Lo que no entiendo es por qué ha estado con tipos que eran una nulidad folladora. Ella me lo ha intentado explicar pero... ¡mujeres! Hay una cosa que yo tengo muy clara: ni ellas se entienden a sí mismas. Las mujeres son la pura indeterminación. Por eso los chulitos triunfamos. Porque introducimos una determinación en sus cabecitas locas.

Evinchi dijo...

Algo más introducirías Rolando.

Vaya Dae, estoy sin palabras chica.

Anónimo dijo...

Rolando, ¡Que ingenio! ¡Que lirísmo! Juan Ramón Jimenez a tu lado... Un asno.

Anónimo dijo...

Evinchi, corazón: repara en la palabra envergadura.
Deconstruyala.
En-verga-dura
¡Eureka! ¡Derrida tenía razón!

Evinchi dijo...

Estoy al borde del vaginismo, cuanto cinismo el amigo rolando.

;)

Daeddalus dijo...

Qué haríamos las mujeres que en el mundo somos, puritica indecisión, sin hombres como Rolando (que no Ronaldo)que nos guíen y nos muestren en camino (aunque sea el camino hacia su cama).

Anónimo dijo...

Ah, el Eterno Femenino. Tuve una novia junto con la que hice un test que medía la masculinidad/feminidad de la inteligencia. A mí me salió una inteligencia más femenina que la suya. Aunque lo ideal era el punto donde se funde ambas, que tenía el hermoso nombre técnico de "estructura solapada".
No se queden ustedes en la forma, señoritas. Si contextualizan un poco tal vez descubran un buen pack ironía que impregna cada post de Rolando. (suprafinas 2.0)

Daeddalus dijo...

Como se divierte estimado amigo... me alegro de formar parte del "juguete"...

¿Dónde se ha dejado los insignes apellidos?

Anónimo dijo...

Amiga Daedaluss: Los Rolandos, con o sin apellido, tanto uno como otro son intelectual y estéticamente feraces.

Evinchi dijo...

Siendo ese tipo de pack, me llevo el dos por uno.

Anónimo dijo...

Mi alter es la maruja de este blog. La única diferencia es que cuando va a la peluqueria a hacerse las cejas en vez del Hola lee a Clarice Lispector.

Anónimo dijo...

esos rolanos que se han apoderado del blog no me gustan nada. Que pretenciosos, por dios! Cuánta pedantería.

Anónimo dijo...

La mercerditas esa se cambia de color de pelo como de Bragas. Incluso creo que se cambia más a menudo el color del pelo que las bragas.

Evinchi dijo...

Pues en esa distancia corta...me pondría la nariz entre el índice y el dedo gordezuelo.

Anónimo dijo...

A ver en hipérbaton: El dedo gordezuelo me pondría la nariz entre el dedo.

Evinchi dijo...

Siempre la última palabra señor Rolando Rolandero.

Daeddalus dijo...

La última palabra la digo yo, que para eso es MI espacio.

Voy a acabar por ponerme "celosa"...

Anónimo dijo...

El hombre que se pretenda caballero y tocado de prosa sonajero no se descubra en presencia de mujeres o ceda la última palabra ni es hombre ni caballero, más bien rucio maleducado o torpe gañán disimulando.
Tiene usted, por supuestísimo, la última, querida Evinchi.

Daeddalus dijo...

He dicho...

Anónimo dijo...

Las prisas unidas a mi natural atolondramiento, pues andaba contemplando las fotos de la señorita daedaluss, han provocado una catarata hormonal de la que todavía no me he recuperado y
me han impedido dejar las cosas en su sitio y reconocer que la amable administradora del blog es quien decide.Pero ahora, cuando veo cercana la hora plegar en el trabajo solo tengo tiempo para las disculpas. Por eso me solazo en la Disculpa, altar ecuménico de aquellos que hemos hecho del honor y la disciplina una forma de vida.
Es por ello que entono el “mea culpa”; porque a causa de ejercitar mi ego contínuamente, a menudo confundo la cultura con el culturismo.
(... y a veces me corro en la ópera.
Buenas tardes, señoritas.

Evinchi dijo...

En sucesivas ocasiones tenga usted cuidado con los asistentes de la platea de abajo.


Srta. Dae no se cele ud., yo sigo viniendo por sus escritos, Rolando es un ingrediente más de su rico pastel.

Daeddalus dijo...

A veces hasta parecería ser un caballero estimado Rolando. Pero sólo a veces y sólo lo parece.

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