Tiñéndose de azul
La semana pasada le presté un libro de Jose Luis Piquero a la viudita alegre, una compañera de trabajo. Llegaba esta mañana entusiasmada con un par de poemas del libro en cuestión y me los recitaba casi de memoria mientras me lo devolvía.
Hace tiempo también descubrió a Berta Piñán y a David González con igual placer, de lo cual, obviamente, me alegro, aunque nada más lejos de mi intención que el proselitismo literario.
Lo cierto es que releía hace un rato el libro (Monstruos perfectos) y me encontré con el siguiente poema ya olvidado:
CAZADOR DE AUTÓGRAFOS
X, el más implacable cazador de autógrafos de Asturias, siempre acechante ante cualquier popular, famoso o importante que aterrice en nuestra región, consiguió cobrarse varias piezas en la fiesta de...
X, el más implacable cazador de autógrafos de Asturias, siempre acechante ante cualquier popular, famoso o importante que aterrice en nuestra región, consiguió cobrarse varias piezas en la fiesta de...
(Leído en la prensa)
Vestido con mal gusto y ese aspecto
de perro triste, eres mi pesadilla
y también una incógnita. Quisiera
saber cómo es el mundo cuando abres
los ojos para ver la gloria ajena,
y si serás feliz y todo eso.
E intento comprender y, elucubrando,
empiezo a imaginar más amplias miras
para lo tuyo: mención en el Guinnes,
congresos de cazadores de autógrafos,
un mundo clandestino -como el nuestro-
con revistas, no sé, correspondencia...
O tu fascinación sencillamente
por gentes que han de serte tan extrañas
y complicadas como tú lo eres
para mí, o lo que dirán tus padres,
una forma cualquiera de pasar,
de haber estado aquí.
Mientras nosotros
fingimos no escuchar, tú cuentas otra
historia a uno que finge que te escucha
(cómo dijo y el gesto de las manos
y el ambiente que había) y luego exhibes
con orgullo las pruebas indudables
del contacto (la firma y una foto),
y de eso vives, de eso te alimentas.
Ojalá no tuviera la sospecha
de que nos parecemos demasiado
y que compadecerte es un pretexto.
Acaso tú eres más sabio que yo:
Un perdedor sin más. Todos perdemos.
Me venía a la memoria un post que leí en un blog días pasados, ya no recuerdo dónde. Hablaba de la concesión del premio Príncipe a Bob Dylan y sobre la incertidumbre acerca de si vendría o no a recogerlo, poco dado como es a reconocimientos y fastos varios. El bloguero expresaba su indiferencia ante semejante duda, que por cierto lleva a maltraer a los fans (que son muchos) del de Minnesotta, que aguardan con ansia la posibilidad de verle pisar las calles de Oviedo. Si Woody Allen lo hizo, piensan algunos, por qué no habría de hacerlo él. Incluso (Allen) se "enamoró" tanto de la ciudad, la calificó de cuento de hadas, que va a venir a rodar algunas secuencias de su película barcelonesa.
Pero la duda que le carcomía a él, al bloguero, era mucho más trascendental. ¿Sería capaz el intrépido cazador de autográfos de "cazar" a Mr. Robert Zimmerman?. Ahí queda el reto.
P.S. Doy por supuesto que el cazador al que se refiere el poema de Piquero, del que habla el bloguero y en el que yo estoy pensando, son la misma persona.
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