jueves, julio 26, 2007

Geografía privada


Esta tarde estuve con mi amienemiga preferida. Aunque no me gusta caer en generalidades sexistas (y a pesar de ello lo hago, como ahora) creo que ésa es una figura típica y exclusivamente femenina que hasta las niñas de primaria conocen, de hecho creo que debe de ser de las primeras cosas que aprenden cuando llegan a la escuela o al jardín de infancia y comienzan a socializarse. Y de aquellos polvos vienen los lodos que vienen (o cómo se diga, que yo y los refranes ¿castellanos? nunca nos hemos entendido del todo bien).

En fin, esta mañana me llama para invitarme a comer porque se va de vacaciones y quiere despedirse. Al menos eso es lo que dice. Pero las dos sabemos que lo que realmente quiere decir es que la semana próxima es SU cumpleaños, ella estará fuera y sería imperdonable quedarse sin Mi regalo.

Le compré una planta, fue lo primero que se me ocurrió, no me esforcé mucho y la idea me vino obviamente al pasar delante de una floristería. No recuerdo exactamente cómo se llamaba. Parecía una orquídea, pero no lo era. Sólo sé que necesita ser regada con asiduidad. Muy propio como podrá verse para alguien que se va casi mes y medio fuera, y dado que se va con marido, suegros, padres, hermanos, cuñados y sobrinos varios va a tener pocas opciones para elegir a quien le riegue las plantas.

Tras la comida me invitó a acercarme a su casa para que viera las reformas que había hecho en la terraza donde acababa de colocar una monísima mesa auxiliarnosequé que resultaría perfecta para colocar la planta. Convendría decir que la planta era de interior, pero ese punto yo no se lo aclaré.

Hacía siglos que no pisaba su nidito de amor y aunque no sentía especial interés (en realidad ninguno) tampoco tenía excesiva prisa y la curiosidad a mí siempre me puede.

-“No sé si recuerdas cómo era el piso”. Me dice mientras abre la puerta con evidentes muestras de orgullo. Y comienza una cháchara interminable sobre las ventajas de ese barrio, de ese edificio, de su piso en concreto y hasta de su cuarto de baño. Sin olvidar parquets, armarios, alicatados y electrodomésticos. Me va enseñando cuarto a cuarto, cocina, dos baños, estudio, salón, dormitorios… un momento, se abre la puerta del dormitorio matrimonial. Ciertamente amueblado con buen gusto (al menos para mis parámetros de lo que es buen gusto), pero… qué es eso que está sobre la cama, que literalmente cubre toda la cama, ¿cojines?, ¿almohadas?... No, son peluches…

¿Qué hace una tipa de treintaypocos con la cama poblada de peluches? Yo ni siquiera los tuve en mi más tierna infancia…

7 perdidos en el laberinto:

Clifor dijo...

Le falta cariño o le sobran amantes poco imaginativos. O las dos cosas. O quizá otras cosas que se me escapan.

Y sí, la amienemiga es una figura típicamente femenina. Aunque hay tíos que las tienen.

Saludos.

Oscar dijo...

Yo me quedo con "dormitorio matrimonial".... me has matado ;)

Anónimo dijo...

Quizá esa es la diferencia que os convierte en amienemigas...

Anónimo dijo...

La irregularidad de la razón es inversamente proporcional al momento que vivimos, ¿tiene peluches? Quiza debería pensar en el mañana, quiza algun día usted los tenga, quiza no, depende de como se le de a su pareja... el tiro en la feria...


"Seas de aqui o de alli, vuelve temprano."

Braun Firsen.

Daeddalus dijo...

Haciendo hoy una encuesta a pequeña escala entre las féminas de mi entorno llegué a la sorprendente conclusión de que muchas aún conservan sus peluches de la infancia o adolescencia, otras los reciben con agrado como regalo de cumpleaños y lo más sorprendente, duermen con ellos. Ver para creer...

T3is dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Anónimo dijo...

No se... yo conservo mi geyperman de la infancia, pero ni duermo con él ni le pido consejo, como el amigo de Silvio Jose. Creo que esto de los peluches corresponde a un cliché autoimpuesto por algunas mujeres como recordatorio e imagen de su ¿dulzura? ¿ternura?... cuando no es mas que un sintoma de ñoñez. La dulzura y ternura va mas alla de unos muñecos que achuchar cuando estas depre.

Lo mas gracioso es cuando vi esa misma fila de peluches que comentas en otra cama, la de mi casero. Aquello fue de traca, mucha obra de arte por las paredes, mucho mueble de diseño, mucho dibujo de buen gusto, pero en la cama, edredon de leopardo y fila de peluches... Fue ahi cuando tuve constancia de que era homosexual y no un argentino amanerado.

Eso si, un dia tendre que preguntarle a él o a alguna mujer que conozca con la misma aficion si no es un autentico coñazo tener que quitarlos todas las noches antes de acostarse.

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