miércoles, diciembre 15, 2010

Habitando los suburbios d'una inocencia en ruines, ente tiniebles, intimidaes, cristales rotos y deseos.




Hace un par de días, tal vez algo más, me encontré con alguien, o alguien se encontró conmigo o me buscó o se tropezó... no sé, tampoco importa. En realidad ni siquiera nos vimos, o yo no le vi, pero parece ser que él a mí, sí, y que no fue casualidad o azar, en fin, supongo... tampoco importa, de nuevo.

Llámenlo orgullo mal entendido, llámenlo vanidad mal intencionada, la mía, el mío, se entiende; pero supongo que tras tanto tiempo, el que me encontrara así, me encontrara ahí, como si supiera dónde y cómo iba a verme, como si me hubiera estado buscando, no me sentó bien, no me gustó. Como si lo que a mí me gustara o no, reitero, tuviera importancia, y no, no la tiene. Pero no sé, no eran las formas, no era el momento adecuado; que yo, que le vine a decir que no era lo suficientemente bueno para mí aún siéndolo para otras, que probablemente le humillé sin pretenderlo pero tampoco sin evitarlo siga así y que él haya tenido que verlo... me volvió del revés.

Una vez, entonces, le mostré este rincón. No sé por qué lo hice, por aquel momento valoraba por encima de todo el anonimato. Qué otro sentido tendría escribir aquí, tener un lugar donde vomitar miserias y miedos si dejas de convertirte en un personaje. Tardaría aún mucho en caer en el absurdo juego del yo escribo porque tú me lees, esa especie de conversación unidireccional y perversa de los últimos tiempos. Pero entonces no, entonces el juego era otro, yo escribía y nadie tenía por qué entender de qué estaba hablando o a quién estaba hablándole, y ahí estaba la vaina. Pero se lo dije, tal vez porque me asusté, porque no quise aceptar sin más que alguien me quisiese, y me quisiese tanto, y pensé que tal vez era porque en realidad no me conocía del todo, porque había partes de mí que permanecían en las sombras, así que ni modo, fui y le dije, toma esta dirección y cuando tengas un rato le echas un vistazo, lo que está ahí soy yo. Y él dijo "vale", y leyó y acabó por encogerse de hombros y decirme "qué", "qué tanto hay de malo ahí, que eras una neurótica egocéntrica ya lo sabía, pero eso no te hace menos encantadora... "

Y pasado un tiempo, corto, entonces mismo, le pedí que dejara de leerme, y se lo pedí porque sabía que lo haría si yo se lo pedía, porque hubiese hecho cualquier cosa que yo le pidiera. No sé si lo cumplió, aunque de seguro que durante un tiempo lo hizo, al menos al principio, Luego no sé, tal vez volviera, como volvió el otro día a mí por otros caminos. Entonces aún me importaba lo que la gente que me conocía podía pensar de mí al leer esto, tenía la sensación de que aquí mostraba una cara oculta aunque en realidad ahora sé que no es así, que sigo siendo yo. Aunque hable de otras cosas, uso el mismo lenguaje. Y aunque no fuera así tampoco me importaría, ya no, aunque siga siendo más fácil no hablarle a nadie, y más terapéutico, sin duda.

Por eso a ti no te voy a hablar de esta esquina, no te voy a pedir que cuando te canses de amores baratos de un rato, parafraseando a tu admirado Sabina, tomes mi dirección y te envuelvas en mis letras, miedos y miserias. No más yo escribo porque tú me lees o yo no escribo porque sé que me vas a leer. No al menos mientras dure este dèjá vu en el que desde ayer me veo inmersa, que al fin y al cabo sé que se irá de improviso, sin anunciarse, sin esperarlo, igual que ha llegado... y que eso pasará bien pronto.

Ayer me preguntaba en qué se diferenciaba este martes del martes anterior... para los que no se hayan pasado el día envenenándose de azules... en nada.





P.D. Marlon Brando

6 perdidos en el laberinto:

Anónimo dijo...

Es muy interesante todo esto que escribes, venga, cantemos un Pony Boy!

Antoñito dijo...

Mi tío-abuelo Gerardo, que era un señor con bigote y cara de pocos amigos, fue alcalde de su pueblo durante un tiempo pero nunca firmaba los bandos con su nombre auténtico, siempre usaba algún seudónimo...
¿Qué queréis?, decía, ¿que me reconozcan y me apedreen los vecinos?, vosotros no sabéis lo brutos que son aquí...
y... vaya, parece que le funcionó, nunca le quemaron la casa, ni le violaron a las cabras, ni le insultaron a la salida de misa, ni... es un caso parecido al que nos ocupa hoy, ¿no?...
pues eso...

neira dijo...

sí, disfruta de este instante y no pienses en el momento en que se irá... nunca se sabe cuánto puede durar pero lo que sí se sabe es que hoy está y lo mejor es vivirlo... para mí este martes pasado no fue distinto al anterior pero sí que fue muy distinto del martes de hace casi un mes...

Elena dijo...

los deja vu argentinos son peligrosos... se anclan al alma

Daeddalus dijo...

-Anónimo: ¿Y a quién dormimos? Mejor le hacemos los coros a la queen del supermarket.

-Antoñito: Don Gerardo era un tipo listo, sin duda, aunque nada tiene que ver con lo que yo trato de contar... Y esto, que sepa Vd. que al menos durante 23 minutos no se me va a ir de la cabeza la imagen de un tipo violando a una cabra.

-Neira: Tendremos que esperar al martes que viene, quién sabe, a lo mejor es un martes que ambas tendremos que recordar.

-Elena: Será el acento porteño que se desliza en el oído... y los mexicanos, ni te cuento.

neira dijo...

...puede ser que sí... quien sabe...buen numero es... justo un mes y un dia de mi cumpleaños...

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