lunes, diciembre 20, 2010

Como en la canción de invierno y de verano de Ángel González, nos ¿quisimos?, pero jamás en el mismo día




Esto viene a ser como lo de los zapatos que me puse esta mañana. Los tengo desde hace por lo menos cuatro años y los habré puesto una media de tres veces en estos últimos cuatro inviernos.

Me hacen un daño insoportable, y lo sé y lo asumo. He probado todos esos trucos inútiles, absurdos y caseros, que pasan desde aplicarles crema hidratante a meterlos en el congelador, aun sabiendo que no funcionan y seguirán doliéndome los pies cuando me los quite. Pero siguen ahí, en un lugar privilegiado de mi armario, porque lo nuestro fue un flechazo instantáneo, fue verlos y saber que tenían que ser míos, aunque nada más divisarlos y enamorarme de ellos, incluso antes de probarlos en la tienda, mucho antes de pasar por caja y llevármelos a casa, supe que eran de los que harían daño y que eso nunca tendría remedio.

Podría deshacerme de ellos y así evitaría la tentación de sacarlos a pasear una vez al trimestre cuando llega el otoño, pero una, empeñada en que las cosas buenas suceden entonces, no se rinde, y tras una noche en el congelador, vuelvo a lucir su animal print, y todas en la oficina se giran al verme pasar y hacen cumplidos de tan bonitos zapatos que lucen tan bien.

No importa que antes de llegar a casa tenga que pasar a comprar tiritas, porque son tan lindos... ni que vuelvan al armario hasta no antes de marzo.

Siempre estarán ahí, supongo.

Sí, va a ser como lo de los zapatos...






P.D. Veronica Lake y Alan Ladd

2 perdidos en el laberinto:

neira dijo...

...me gusta lo que has escrito... y aunque no fuera en el mismo día cuando te quisieron ni quisiste vale de mucho saber que lo hicieron...

Anónimo dijo...

Jajaja ¿todas se giran para mirarte?

Pobrecilla, que no seas el centro de atención, el ombligo del mundo, el centro del universo, debe ser un trauma para ti... xD

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