martes, noviembre 16, 2010

Podría mentir, aún sé hacerlo, nunca lo he olvidado... Podría decir que cada vez que hablo de ti no es de ti de quién hablo, sino de otro



Estoy a punto de irme, así que cojo el bolso que he dejado tirado en algún punto intermedio entre las montañas de expedientes que he ido acumulando estos dos últimos días sobre el armario y ese par de plantas que nunca me acuerdo de regar. Estoy hablando con Mony Penny y Doble M, que se diría que las tardes funcionariales son cosa de chicas, y Doble M, siempre tan parca en palabras se queda mirándolo y dirigiéndose a Mony Penny hace un gesto hacia él alabándolo, diciendo algo parecido a 'qué monada', mientras ésta última asiente, como yo asiento sin nada que añadir.

Pero Doble M parece esperar algo más de mí, y a mí sólo se me ocurre que tal vez puedo decir que es la primera vez que ve la calle desde que lo comprara allá por junio, fíjese Vd. que tontería, gastarse una pasta indecente en un bolso para mantenerlo casi seis meses guardado en un armario. Pero pienso que no es más que un bolso, una monada de bolso, cierto, pero no más, que lo que quiero es irme a casa y no comenzar una conversación intrascendente, así que no digo nada. Y Mony Penny con su oportuno sentido del humor me echa un cable, 'que digo yo que le podrás dar las gracias por el cumplido'... 

Y yo no entiendo que el que alguien te alabe el gusto en elegir un bolso, o más bien en pagarlo, sea digno de mérito; y ellas no deben entender que yo no sea capaz de entender, así que deciden pasar a lo siguiente, que es preguntar dónde lo he comprado, y después de lo anterior dudo si mentir e inventarme cualquier tienda o lugar, porque lo cierto es que no recuerdo dónde lo compré, y descarto Zara, H&M, Mango y hasta Hazel, y a punto estoy de decir que en una minúscula tienda de la calle Fuencarral, que al fin y al cabo ha sido testigo habitual de mis compras, pero no, lo encuentro demasiado pretencioso; aunque sea tanta su insistencia que acabo por contar que no recuerdo el nombre de la tienda, que lo compré en junio, que es el día de su estreno, que no, que no fue en Oviedo, que no fue en Madrid, que no, que no fue en Gijón, que sí, que fue en Düsseldorf, que no, que no recuerdo dónde, que no, que yo no opino que sea una de las ciudades más elegantes de Alemania, y que sí, que hace juego con mis zapatos... aunque hasta que ella lo menciona no me había dado cuenta, que odio ir conjuntada, aunque las más de las veces lo acabe haciendo, que es lo que tiene que ser the girl in black, aunque últimamente sea más bien the girl in grey, pero más allá del negro no me gusta que bolso y zapatos sean del mismo color o tono... que no sé si eso es o no es tendencia, que me da igual, que no me gustan los uniformes, será eso... que no se me puede olvidar regar las plantas...

Supongo me dejan por imposible, a ver quién va a ser el valiente o la valiente que se vaya a sentar a mi lado en la comida de confraternización laboral de jueves, vista mi incapacidad para mantener la más elemental de las conversaciones. Así que echo mano de mi gabardina, me cuelgo la monada de bolso en bandolera y chequeo la calle en busca de rastros de lluvia tras el cristal, que para variar estoy sin paraguas, pero no, no sólo no llueve, sino que luce el sol. Y en ese preciso instante, más allá de llevar bolso y zapatos a juego de color camel, me doy cuenta de que voy vestida de azul, que gracias a la casualidad y a mi blue raincoat y a mis vaqueros, azules, obviamente, soy the girl in blue. Y se me despejan las dudas.

Y sí, de repente todo es posible. Bien lo dijo Cohen, que nunca deberíamos olvidarlo, que siempre nos quedarían los sueños, bueno, en realidad él dijo la música, pero al fin y al cabo no sólo el cine, sino también las canciones, son una fábrica de sueños, you know. Y quién sabe, tal vez llegue a la tienda y en la cola alguien me mire, alguien dipuesto to walk the line. 





Y justo ahora suenan una y otra vez The way, y Racing in the street, y Candy's boy, y The breakaway, y de nuevo The way y The promise y The brokenhearted y de nuevo Candy's boy... y The little things (my baby does) y... y todavía no he llorado... aún... Y sé que tú, estés donde estés, estés con quién estés... estarás sintiendo lo mismo.

12 perdidos en el laberinto:

Vir dijo...

The girl in blue, bonito color. Soñemos.

Anónimo dijo...

Interesante, muy interesante el título que les das a esta entrada... Da mucho para analizar.

Un abrazo conSentido,

Amber

Desde mi realidad dijo...

Tal vez hoy no llores. De repente un día las cosas cambian, tal vez para mejor...

Daeddalus dijo...

-Vir: Y envenenémonos de azules...

-Amber: Creo que en el fondo es muy simple... al final todo se reduce a lo mismo, ¿verdad?

-Aida: Tal vez, pero no me preocupa llorar, al menos no si es de la emoción...

Anónimo dijo...

No eres tonta, al menos no tanto como ¿finges? ser, así que no entiendo que aún no hayas cambiado de "tú". Porque tampoco creo que seas cobarde y así te estás comportando. Ni él va a leer esto ni nada de lo anterior, ni se va a dar por aludido, ni nada de nada y lo sabes. No seas cobarde y mira hacia delante, que el futuro está frente a ti aunque no sepa tensar las cuerdas de una guitarra.

Fdo. Quién ya tú sabes

Anónimo dijo...

Tu estupidez por cierto no tiene límites y eso también lo sabes. Para que luego te preguntes por que estás sola.

Daeddalus dijo...

La estupidez humana no tiene límites, y es lo que tiene, que aunque a veces no lo parezca, soy humana. Y cobarde, sí, y mucho, y supongo que me asusta el futuro que pinta muy oscuro y muy vacío y prefiero agarrarme a un pasado igual de vacío, cierto, pero en el que hubo luz, aunque tan sólo fuera la que yo proyectara.

Fiebre dijo...

¡Cuánta acritud!

No alcanzo a comprender tanto afán por machacar al prójimo cuando no estás de acuerdo con su forma de comportarse en la vida o con sus reacciones.
(Máxime cuando no es el que te paga la nómina)

En fin, Dae. Tu estupidez es tuya, forma parte de ti, la aceptas, la asimilas y hasta la vomitas.

He de decir que aunque me gustaría que un día te autoproclamaras ´reinona de Saba´ me encanta tu estupidez.
Ya sabes, dios las cría...

Daeddalus dijo...

Y por cierto... No sé quién lee esto, no sabría cómo hacerlo, mentiría si dijese que no me importa. Pero el que a mí me importe o me deje de importar es lo que de verdad no importa.

Daeddalus dijo...

Te he dicho alguna vez Fever que también me gustan los hombres con traje y corbata... Joder, la próxima vez que "subas" tenemos que que arrejuntarnos...

Es que yo soy la Reina de Saba de las estúpidas, que tiene que haber de todo y hasta las tontas como yo tenemos nuestro encanto.

Anónimo dijo...

Tiene solución si tanto te importa, el google analytics. Aunque también puedes preguntar directamente al interfecto si te atrevieras. Claro que igual te manda a la mierda con razón.

Daeddalus dijo...

Aunque te parezca sorprendente aún hay gente que mantiene las buenas formas y que no necesita "esconderse" para decir las cosas, incluso para mandarte a la mierda.

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