sábado, octubre 30, 2010

Y no estoy borracha, aunque debería o parecería... que estas cosas a mí nunca me han pasado o no me pasan... Es como si hubiese mordido la manzana de Blancanieves o soplara el viento del sur y hubiese perdido la brújula que indica el norte. Que no me conozco, ni me reconozco a mí misma queriendo ser otra y estar en otro lugar... en el de cualquiera... no, no en el de cualquiera, no, en el mío, siendo yo, pero siendo esa otra... que pudiera entenderte o consolarte o apoyarte o ser... simplemente ser. Y ni siquiera entiendo por qué...



[E. se hubiese sentido muy orgulloso de mí. Él que es incapaz de soltar una sola lágrima desde la muerte de su padre, al que yo siempre he envidiado por eso, por mi tendencia a parecer María Dolorosa y ser la llorona universal siempre a punto de correrse el rímmel que nunca me quito, con mis perennes cercos oscuros bajo los ojos. Pero no, y a punto estuve, y ahí se quedaron, justo al borde, luchando por emerger sin que yo hiciera nada por impedirlo, y en el último momento decidieron dar media vuelta. Al menos sé que aún tengo lágrimas, y que probablemente más temprano que tarde, tal vez esta noche, volverán a hacer acto de presencia]

0 perdidos en el laberinto:

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