Besos y quimeras
Hace ya cierto tiempo alguien me regaló un Ipod, perfectamente envuelto en su caja, con un inmenso lazo rojo y la posibilidad de grabar una frase en su parte posterior, a mi elección. En mi habitación siempre son las cuatro y diez, propongo. ¿En tu habitación qué?, preguntó con desconcierto... Y yo no pude creer, que tuviera que explicarle, mudándose a mi persona ese desconcierto.
Carezco de empatía, de capacidad para ponerme en el lugar de los demás, de tolerancia para soportar los agravios ajenos, de paciencia para esperar a que me comprendan y/o me conozcan, es decir de todo lo que en cambio exijí a los demás o al menos a algunos de esos demás. Hace demasiado que me defraudé a mi misma y creo que también he perdido la capacidad para que otros lo hagan. Cómo hacerlo cuando ya no esperas nada de nadie, porque aunque lo deseara nadie estaría dispuesto a hacerlo.
Los besos y los sueños, aunque ni unos ni otros se tornen realidad, han optado por abandonarme. A mi lado, tan sólo una silla vacía.
2 perdidos en el laberinto:
Te doy mi lectura.
Me das tus palabras.
Y me importa una mierda si las entiendo; y te importa una mierda si las leo.
Relación perfecta, vuelvo a mi anonimato empatico.
Demasiada crueldad aprisionada en un sólo párrafo. Demasiado desencanto... Te entiendo, aunque esto no te sirva absolutamente para nada.
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