miércoles, diciembre 31, 2008

Un nuevo fin


Lo habitual es que a uno le encante la Nochevieja aunque odie la Navidad; que ya sabemos que lo políticamente correcto es declararle la guerra a estas fechas para firmar una tregua el último día del año justo antes de atragantarse con las uvas. Al fin y al cabo la Nochebuena implica familia, al menos tradicionalmente, la Nochevieja amigos, y se supone que a los segundos uno puede elegirlos, frente a los primeros que vienen impuestos.

Yo no soy de esa opinión. Encuentro tremendamente inquietante el último día del año y suelo refugiarme en casa nada más dan las 12. Cumplo con el rito de comer religiosamente las 12 uvas, nunca consigo llevar el ritmo de las campanadas y mientras la gente a mi alrededor brinda y se felicita el nuevo año yo sigo tranquilamente haciéndome cargo del buen número de uvas que aún quedan en mis manos.

Será que se impone mi sentido trágico de la vida, pero en lugar de pensar que esa noche supone el inicio de un nuevo año lleno de las posibilidades que queramos tener, sólo puedo pensar que seré un año más vieja, que todo, probablemente, seguirá igual y me entra una profunda melancolía que se disipa con las primeras luces del día de año nuevo. Me deprimen tremendamente las celebraciones de turno, esa falsa alegría con la que todos parecen festejar, esos absurdos mensajes llenos de deseos improbables que colapsan el móvil y muy especialmente las indumentarias con las que ellas y ellos hacen gala. Las lentejuelas, los brillos, los dorados, los generosos escotes e imposibles tacones, las corbatas y trajes con los que los aún adolescentes se disfrazan y que les sientan peor que a un santo unas pistolas, si exceptuamos obviamente a mi bendito Malverde.

En todo caso y aunque yo no lo disfrute le deseo al lector una feliz entrada y salida de año (cómo me ha gustado siempre esta frase) y un año, cuando menos, lleno de dignidad. Por mi parte y tras las 12 uvas y sus correspondientes campanadas acompañada de un par de botellas de champagne (no cava, y rosado a ser posible), mazapán de Toledo (una tiene sus debilidades) y cierto número de películas, entre 3 y 5, me monto un maratón cinematográfico. El año pasado le fui infiel al ritual, por estar en tierras extrañas y tener que adaparme a las costumbres locales, pero el anterior me tragué todas seguidas y ya no recuerdo el orden: Ser o no ser, El fantasma y la Sra. Muir, Mogambo y Sed de mal (sé que está fue la última porque me quedé dormida a mitad de la película, muy fuerte ver a Marlene Dietrich haciendo de mexicana). Para este año aún no tengo perfilada la cartelera, dudo en sustituir las películas por un maratón de Los Soprano, pero me apetece ver Centauros del desierto, tal vez Desde Rusia con amor (ver a Pedro Armendáriz al lado de Sean Connery no tiene precio, y no digamos a Lotte Lenya la malvada Rosa Klebb, merecedora sin duda de un post dedicado si yo tuviese más ingenio y talento), tal vez una peli de safaris, agradecería si alguien me recomendase alguna (clásica), y que no fuese Las minas del Rey Salomón (el sosainas de Stewart Granger me da mucha pereza).

5 perdidos en el laberinto:

Unknown dijo...

Querida;

Yo tampoco soy de celebrar la nochevieja, me da una pereza tamaño catedral. Mi sentido estético (delicadito y mamón) sufre lo indecible con la contemplación de los vestuarios a lo árbol-de-navidad (brillos, taconazos, gomina, marcas visibles y esas horribles bufandas en los hombres). Me quedo en casa, mejor.

Eso sí, darling, no me escribas Valverde por Malverde, que mi santo patrón es muy sensible, ya lo sabes tú.

Para terminar, dos recomendaciones: que te enchufes a la tele los viernes a las 23,15 en la cuatro para ver los documentales dedicados al narco en México que ha realizado Jon Sistiaga. Y la otra, una peli clásica que siempre me gustó mucho: Eva al desnudo.

Muchos besos

Necio Hutopo dijo...

Recomendación... El Amor es un Perro Infernal...

Y ya puestos y un poco a contracorriente del post: FELIZ AÑO NUEVO... Sí, lo sé, poco original y más bien repetitivo... pero sincero

Manuel Angel Rodríguez dijo...

Me sumo a la dignidad. No he tenido un buen año y además soy partidario del slogan de los autobuses de Barcelona: "probablemente Dios no exista".
Dicho ésto feliz año y me alegro de reencotrarte-.)
Manuel

Aristos dijo...

Fíjese que casualidad, volví a ver Sed de mal hace poco y tiene Ud. toda la razon, que rara la Dietrich de morena.
Impagables esas antiguas películas, sin escenas de sexo apresurado, no cree?

Saludos cordiales.

Daeddalus dijo...

Que alegría verla señorita Tribeca y que razón tienes en ese despiste garrafal. La próxima vez que se pase por Culiacán le pone un par de velas al santo patrón pa'retirar la ofensa.

Tomo nota de la recomendación Hutopo, aunque sabiendo que nuestros gustos van por caminos divergentes habrá que tomarse las precauciones necesarias.

Yo también me alegro del "reencuentro" Manuel.

Tan impagables como el bigote de Heston o Clark Gable quitándose la camiseta en "Sucedió una noche". hay más sexo en la camiseta de Marlon Brando que en "Instinto básico".

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