Lecturas compartidas
Durante estas últimas semanas me he hecho experta en dejar la vida pasar manteniédome yo al margen de su curso. No tomo decisiones, no devuelvo las llamadas y no leo los periódicos. Hoy, caída en la más absoluta de las apatías sólo he salido de casa para acercarme a comprar El mundo. Sí, lo confieso, mi nivel de frikismo alcanza límites insospechados. He acabado comprando ese periódico desde hace tres fines de semana y tengo intención de seguir haciéndolo hasta el mes de abril, si las cuentas no me fallan, con el objeto de coleccionar unos discos que ya tengo, en algunos casos, por ejemplo el Born to run, por triplicado, sin contar las copias pirateadas que tengo en el disco duro.
La kioskera me ofreció la opción de recortar el cupón sin necesidad de comprar el periódico, debió de verme con cara de no lectora de El mundo, si es que hay alguna cara que se identifique con eso, pero dije que no era necesario, no me parecía ético. En ocasiones no me reconozco ni yo misma.
De este modo he ido acumulando en un rincón periódicos atrasados y no leídos. Hace un rato y ante la perspectiva de una visita me ha dado por el orden y la limpieza y los he enviado sin remordimientos al rincón del reciclaje, salvando antes los dos suplementos culturales de El País de los dos útimos sábados, Babelia, aún sin leer. Echándoles una ojeada descubro toda una sorpresa en el ejemplar del 29 de noviembre pasado. Aquí el link del artículo en cuestión, de Rosa Montero y mi más sincera recomendación de que se lean estos libros, que yo no sea objetiva no la hace menos válida.
Los libros de los que hablo son "La edad media en el cine" y "La antigua Roma en el cine", de Juan J. Alonso, Enrique A. Mastache y Jorge Alonso Menéndez de T&B Editoress, merecen la pena.
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