Volviendo a casa
Hace un escaso par de horas que ceremoniosamente te despediste en el pequeño aeropuerto rumbo al Sur, hacia el invierno, entre maletas y las mal disimuladas lágrimas de Sal que se agarraba a tu tabla de surf como si a punto de naufragar estuviera.
Por mi parte no tenía ninguna intención de ir. No me gustan las despedidas, bien sé que a ti tampoco y que probablemente te incomodó la procesión de manos que atender y besos que repartir en la que se convirtió tu partida. Demasiada gente a la que decir adiós y tan poca a la que recordar, no digamos añorar.
Pese a todo fui. Con mi más elegante vestido, mi última cara y negra adquisición, disimulando el luto que esta vez si iba por dentro. Tacones que me elevaron al menos nueve centímetros de las lágrimas, abrazos, besos y buenos deseos del resto de los presentes.
No quería estar, pero estuve con la mejor de mis sonrisas y mi displicencia…
Siempre dijiste:
-“Si me pierdo y queréis encontrarme… buscadme en Montevideo”.
Yo no conozco Montevideo y no tengo muy claro que el haberlo hecho a través de tus ojos, el haberlo percibido a través de tus sentidos sea una forma de hacerlo pese a que tú así firmemente lo creas. Tal vez por tanto no me resulte difícil encontrarte.
Yo también me voy, pero a mi Norte en busca del otoño… Nos vemos en La Paloma. Te buscaré.
Por mi parte no tenía ninguna intención de ir. No me gustan las despedidas, bien sé que a ti tampoco y que probablemente te incomodó la procesión de manos que atender y besos que repartir en la que se convirtió tu partida. Demasiada gente a la que decir adiós y tan poca a la que recordar, no digamos añorar.
Pese a todo fui. Con mi más elegante vestido, mi última cara y negra adquisición, disimulando el luto que esta vez si iba por dentro. Tacones que me elevaron al menos nueve centímetros de las lágrimas, abrazos, besos y buenos deseos del resto de los presentes.
No quería estar, pero estuve con la mejor de mis sonrisas y mi displicencia…
Siempre dijiste:
-“Si me pierdo y queréis encontrarme… buscadme en Montevideo”.
Yo no conozco Montevideo y no tengo muy claro que el haberlo hecho a través de tus ojos, el haberlo percibido a través de tus sentidos sea una forma de hacerlo pese a que tú así firmemente lo creas. Tal vez por tanto no me resulte difícil encontrarte.
Yo también me voy, pero a mi Norte en busca del otoño… Nos vemos en La Paloma. Te buscaré.
5 perdidos en el laberinto:
¿Uruguayo?, ¿camino a La Paloma),...¡Daeddalus, no me diga que se ha ligado a Jorge Drexler!, ¡wooow!, la entiendo madame, si yo fuera tía, haría lo mismo.
Le he dejado un apunte de promo en mi último post.
Monsieur Lenguaraz, afortunadamente hay más uruguayos que Drexler, que en todo caso se pasea con la Watling a su lado... Y La Paloma es uno de los muchos balnearios al sur de Punta del Este.
Si le gusta Drexler, le recomiendo a su hermano, Daniel.
P.D. Honor inmerecido el que me concede.
Hábleme de Daniel SVP
Que poco me gustan las despedidas,
que poco me gustan los aeropuertos,
como me gusta cuando escribes así,
¡!
Mi historia uruguaya duro 7 años... empezó en:
"Vos querés una seviseta"
y acabó en:
"Dame mi parte"....
P.d. Y Montevideo..... (no me gustó)
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